Estoy bien

¡Qué gran libro! Un libro con el que aprender a reírse de la vida. Es el primer libro que leo del escritor, que además es cómico, y no me ha podido gustar más lo que he visto. David Sedaris nos trae escenas de su vida que tienen un hilo en común: la muerte de su padre. No podría decir que es una especie de homenaje, ya que al padre lo pone fino. Tampoco es una reflexión sobre la muerte o sobre la pérdida de un ser querido. No diría que es un libro dramático, ni duro. Tampoco es una comedia pura. ¿Entonces que es, me preguntaréis? ¡ES LA VIDA HECHA LIBRO!

Y más que eso, es la forma de ver la vida, en este caso desde los ojos del autor, que a través de una serie de escenas donde participan sus hermanas, su marido y sus seres más cercanos, nos hace reír, mucho en ocasiones, mientras reflexionamos al aire sobre temas tan distintos como el uso de armas, el racismo, la homosexualidad, la política, la pandemia, la infancia y muchos más temas que el autor consigue transformar en comedia.

Y todo para llevarnos a hablar de su padre, que se está muriendo a sus 97 años. Para contarnos su infancia y la de sus hermanas especialmente. del padre no diré mucho, ya lo dice el autor por mi y tendréis que juzgarlo vosotros mismos si lo leéis. del autor y del libro diré que chapó, con un humor fino y en ocasiones arriesgado, rozando lo políticamente correcto, consigue tratar temas tan humanos y tan difíciles sacándonos sonrisas en cada página.


Frases destacadas.

“Agarré la pistola y, a partir de ese momento, mi nombre pasó a ser Mike, lo cual me pareció, siendo suave, un puto bajón. Que no me hubiera recibido con un “espera, espera, ¿eres David Sedaris… el escritor?” ya era suficientemente triste, pero ¿Qué me convirtiera en un Mike cualquiera?”

“Le conté que en Inglaterra habían metido en la cárcel a un hombre por disparar a un ladrón que se había colado en su casa y Lonnie no se lo podía creer. Era como si le hubiera dicho que en Inglaterra todas las personas estaban obligadas a caminar haciendo el pino durante la noche todos los días de su vida”.

“Lo único que realmente no puedes mencionar en este mundo es tu generosidad. Porque en el momento en que lo haces, ya no es generosidad: al sacarla a la luz, la matas”.

“Odiaba con todas mis ganas los clichés que trajo la pandemia, odiaba escucha la expresión nueva normalidad. Y la palabra héroes. al principio la palabra se utilizó para referirse a los profesionales de la salud. Luego para hablar de los trabajadores esenciales. A las tres semanas todos éramos héroes. Basta”.

“También noté cómo tener dientes normales aumentaba mi seguridad en mi mismo. Ahora, cuando mi tarjeta de crédito no funcionaba, me decía con calma: “Tal vez si lo intentas de nuevo”. En el pasado, inmediatamente empezaba a sudar.”