Estoy bien de David Sedaris
Agarré la pistola y, a partir de ese momento, mi nombre pasó a ser Mike, lo cual me pareció, siendo suave, un puto bajón. Que no me hubiera recibido con un “espera, espera, ¿eres David Sedaris… el escritor?” ya era suficientemente triste, pero ¿Qué me convirtiera en un Mike cualquiera?
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