—Supones bien —Clive me empujó hacia las escaleras. Los puros eran ricos, en serio, tenían mucho más dinero del que nadie pueda imaginarse. Y aún así no había ni un solo ascensor en todo el campus—. Crees que te puedes salir con la tuya sin represalias, ¿verdad? Eres la sobrina del decano, la hijastra del Patriarca y el próximo Apollyon. Eres especial, ¿no?
Tenía la oportunidad de pegarle, pero con mi puño en vez de con una manzana. Logré soltarme el brazo.
—Sí, soy así de especial.
—Recuerda que aún eres una mestiza, Álex.
—Recuerda que soy la sobrina del decano, la hijastra del Patriarca y el próximo Apollyon.
Clive dio un paso adelante, con su nariz casi tocando la mía.
—¿Me estás amenazando?
Me negué a echarme atrás.
—No. Solo te estoy recordando lo especial que soy.