Norma Editorial

(Puede contener spoilers del tomo anterior)



La trama en Called Game so pone cada vez más interesante y Sumire (así es como llaman todos a la verdadera princesa Aruna) tendrá que empezar a tomar decisiones importantes que cambiarán el curso de su vida.



Tras la muerte de una de las reinas, Sumire decide tomar parte en el juego de las reinas y no dejar que nadie más salga herido, para ello se acerca a la única que ha sido reina por derecho propio, y la única respaldada por la Iglesia. Pero aun teniendo este respaldo, Sumire seguirá en riesgo llegando al punto de correr grave peligro su vida, y aquí es donde empiezan a surgir las verdaderas lealtades en la lucha por el poder.



La historia continúa y Sumire decide mover ficha. En un principio esta acción le favorece de cara al rey y sus súbditos, dejando a la reina Ann en evidencia durante un evento, pero a su vez le trae consecuencias ya que atrae miradas de gente que conspira en las sombras, poniendo su verdadera identidad en peligro.



A su vez, Ed también mueve ficha, dejándole claro a su padre que no le importan los títulos nobiliarios sino las personas, por lo que cuando necesita ayuda para proteger a Sumire va directo al rey. Y resulta que Sumire no es la única que está interpretando otro papel en esta función.



Un segundo tomo lleno de más acción, conspiraciones en la sombra y personajes que empiezan a elegir bando en una guerra en las sombras en la que más de uno puede salir herido de la forma menos esperada.



Me ha encantado y por eso le he subido la nota a 5 estrellas, con respecto al primer tomo. Me gusta que haya escenas fugaces de tres años en el futuro porque te deja con ganas de saber qué ha podido ocurrir entre medias y necesito saber a quién se refiere Sumire cuando habla de su amor. De verdad, no os podéis perder esta belleza de historia.

Hace dos años leí La guerra de Catherine. Rachel-Catherine durante la SGM vivió en La Casa de los Niños de Sévres, refugiada, pero tuvo que huir de allí porque comenzaron las redadas. Siempre con su cámara porque Gaviota le dijo: "Haz fotos, recopila imágenes. Al final de la guerra nos harán falta esos testimonios".

Recorre Francia y cuando llega la liberación va a París buscando a sus padres pero no los encuentra, así que vuelve a La casa de los niños y consigue exponer sus fotos tan especiales.



En nombre de Catherine nos reúne con Rachel un año después.

Nos muestra como renuncia al amor por seguir con su pasión, la fotografía, como reclama su independencia como mujer trabajadora hasta su carrera despega. Pero también como el pasado sigue ahí. Ahí sigue el miedo y el dolor. Pero ella lucha por superarlo y lucha por dar voz a aquellas personas y causas víctimas de las injusticias mientras nos muestra los primeros movimientos feministas, antisegregacionista y de igualdad.



Es una novela grafica preciosa, muy expresiva, elegante y muy cuidada sobre una mujer valiente que lucha por su libertad y por su independencia en un mundo marcado por el final de una guerra, y dominado por el racismo y la supremacía masculina.

Maravillosa.


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Después del volumen inicial, que presentó a los protagonistas y planteó su dilema, en este volumen vemos como Emma, Norman y Ray comienzan a planificar su escape. El relato se convierte en un exponente del género de fugas carcelarias (o considerando el motivo, sería más justo decir que es la fuga de un campo de concentración). La de los niños es una cárcel curiosa, donde se divierten, comen bien y nadie los maltrata, pero esconde una realidad monstruosa. La meticulosidad en los detalles y cada nuevo descubrimiento acerca a los protagonistas a la libertad y a los lectores a entender lo que hay más allá del orfanato. Quiero ver si su plan, todavía en estado embrionario, funciona. No entiendo cómo van a hacer para rescatar a más de 30 niños.