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El impulso de Won-Pyung Sohn
En el mundo de las redes sociales la mirada ajena y los comentarios de terceros podían ser tanto un estímulo positivo como una mano manipuladora invisible con un poder de control ilógico sobre las personas. Y lo último que deseaba era vivir pendiente de las evaluaciones de otros.
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Almendra de Won-Pyung Sohn
La gente volvía la cabeza no solo ante las desgracias que ocurrían lejos porque no había nada que se pudiera hacer, sino también ante las que ocurrían cerca porque los paralizaba el terror. Podían sentir, pero la mayoría de las veces no hacían nada al respecto; podían solidarizarse, es verdad, pero también se olvidaban con facilidad.
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Almendra de Won-Pyung Sohn
¿No significaba eso que no siempre hacía falta responder de una manera determinada a lo que los demás decían o hacían?
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Almendra de Won-Pyung Sohn
La gente volvía la cabeza no solo ante las desgracias que ocurrían lejos porque no había nada que se pudiera hacer, sino también ante las que ocurrían cerca porque los paralizaba el terror. Podían sentir, pero la mayoría de las veces no hacían nada al respecto; podían solidarizarse, es verdad, pero también se olvidaban con facilidad. Hasta donde yo podía entenderlo, eso no estaba bien. Yo no quería vivir de esa manera. |
Almendra de Won-Pyung Sohn
Nuestras miradas se encontraron, pero ninguno apartó la vista. Sin cerrar los ojos, ella acercó su cara a la mía. Antes de que me diera cuenta, nuestros labios se juntaron. Los sentí increíblemente esponjosos. Su boca suave y húmeda se apretó aún más contra la mía y respiramos tres veces así, tal cual como nos encontrábamos. Nuestros pechos subieron y bajaron, volvieron a subir y bajar. Y una vez más. Luego agachamos la cabeza al mismo tiempo. Nuestros labios se separaron, pero juntamos nuestras frentes.
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Almendra de Won-Pyung Sohn
En ese momento no comprendí aquello de que el amor era el descubrimiento de la belleza. Sin embargo, desde un tiempo para acá, aparecía un rostro en mi mente cada vez que me acordaba de esa frase.
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Almendra de Won-Pyung Sohn
(…) no era fácil ser como todos. La gente habla a la ligera e incluso desdeña ser común y corriente, pero ¿cuántos gozan de la tranquilidad que implica ese tipo de vida? Para mí en particular, era algo casi irrealizable porque precisamente no había nacido como el resto del mundo. Ni tampoco había nacido con dotes especiales, así que yo no era más que un chico raro que estaba perdido en algún punto entre ambos extremos. Por ello, decidí aceptar el desafío de ser como el resto del mundo.
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Almendra de Won-Pyung Sohn
—Los padres esperamos mucho de nuestros hijos, pero, cuando vemos que no es posible que lo logren, nos conformamos con que sean como el resto del mundo y pensamos que eso es lo mínimo que se puede esperar de ellos. Pero, si se piensa bien, una vida común y corriente a veces es lo más difícil de alcanzar.
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Almendra de Won-Pyung Sohn
A veces me dejaba llevar por la vana fantasía de que mamá y la abuela se encontraban de viaje, un viaje inacabable. Ellas constituían todo mi universo, pero ahora que no estaban debía aprender que existían otras personas en el mundo. Fueron apareciendo en mi vida de una a una y lentamente.
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Almendra de Won-Pyung Sohn
Lo que estaba fuera de toda duda era que mamá y la abuela ya no existían. La abuela no existía ni en cuerpo ni en espíritu, y de mamá solo quedaba su cáscara. Salvo yo, no había nadie que las recordara, así que debía continuar viviendo a toda costa.
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Almendra de Won-Pyung Sohn
Decidí confiar en el refrán que dice «Malo es callar cuando conviene hablar» y traté de convencerme de que había hecho bien. De todas maneras, lo mejor era hablar lo menos posible, aunque no estaba muy seguro de cuánto era ese «lo menos posible».
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Almendra de Won-Pyung Sohn
Cuando uno repite muchas veces algo, llega un momento en que se desdibuja el sentido. Entonces las letras dejan de ser letras y las palabras dejan de ser palabras y empiezan a sonar como un lenguaje extraterrestre, incomprensible. En ese instante es cuando me siento mucho más cerca de «amor» o «eternamente», cuyos significados difícilmente me llegarían de otro modo.
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Almendra de Won-Pyung Sohn
No es frecuente que, además de tener el miedo aletargado, también se nazca con la incapacidad de sentir y percibir los sentimientos, como era mi caso.
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Almendra de Won-Pyung Sohn
(...) nunca sé por qué los demás se ríen o lloran y apenas puedo percibir de manera vaga lo que es la tristeza, el amor o el miedo.
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Almendra de Won-Pyung Sohn
No comprendía por qué me reprendía aquel señor. Yo era serio todo el tiempo. De hecho, jamás me reía ni me excitaba, de modo que no había ninguna razón para que me dijera aquello. Sin embargo, como era demasiado pequeño para expresarlo en palabras, me quedé callado.
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Almendra de Won-Pyung Sohn
Las personas cierran sus ojos a una tragedia lejana diciendo que no hay nada que puedan hacer, sin embargo, tampoco se enfrentan a una cercana porque les horroriza. La mayoría de las personas pueden sentir, pero no actúan. Ellos dicen empatizar con lo que ocurre, pero olvidan fácilmente. A mi modo de ver, eso no es verdadera empatía.
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Almendra de Won-Pyung Sohn
—Los seres humanos somos productos de la educación. ¡Tú también puedes! —me decía.
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Almendra de Won-Pyung Sohn
Quizá sea imposible desde el principio clasificar una existencia como una u otra. La vida no hace más que fluir imparable, guardándonos toda clase de sabores. Yo he decidido afrontar la vida del modo que lo he hecho siempre: tal como viene y en la medida en que puedo sentirla.
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El platillo llamado Duelos y Quebrantos (torta de huevos, jamón y chorizo) aparece en: