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Nadie lo sabe de Tony Gratacós
Subirse a un barco es una prueba de fe, mucho más grande que la de creer en Dios todopoderoso, su Santísima Trinidad y toda la corte de ángeles celestiales. Cuando uno sube a un barco, no pone su fe en el buen trabajo de los tipos que han construido el navío. Tampoco la pone en un mar que vaya a garantizar la travesía tranquila. Cuando un marinero se sube a la nave, pone la fe únicamente en su capitán. Le está diciendo: pase lo que pase, yo sé que vos tomaréis las mejores decisiones para hacer llegar ese navío a su destino; pongo mi vida en vuestras manos. Esa certeza, esa seguridad son las que convierten cualquier expedición en una historia de éxito
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Nadie lo sabe de Tony Gratacós
Ahora sé que es fácil tender una trampa a alguien henchido de orgullo: sólo es necesario alimentar un poquito su ego y alabar sus debilidades para conducirlo como cordero al matadero. Sin resistencia.
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Nadie lo sabe de Tony Gratacós
La información tiene la extraña virtud de hacernos más poderosos cuando callamos que cuando decidimos compartirla.
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Nadie lo sabe de Tony Gratacós
Si alguien llega a esta ciudad y no se enamora de ella es que es ciego o esta muerto
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Gregorio Samsa es un ...