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La muñeca de Susan Hill
Creí oir un susurro, un sonido seco...procedía de debajo de la hierba, bajo la tierra. Un susurro, como si alguien... NO, NO PODIA DECIRLO. |
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La muñeca de Susan Hill
Creí oir un susurro, un sonido seco...procedía de debajo de la hierba, bajo la tierra. Un susurro, como si alguien... NO, NO PODIA DECIRLO. |
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La muñeca de Susan Hill
Eliminamos de la cabeza los malos recuerdos, sobre todo cuando han sido cosas malas que hemos hecho nosotros mismos.
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Tres historias de fantasmas de Susan Hill
Bajo tierra, en el interior de su ataúd de cartón, amortajada en varias capas de papel blanco, la muñeca de porcelana con la brecha abierta en el cráneo lloraba.
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La mujer de negro de Susan Hill
Desconocía qué había en el otro lado..., salvo el sonido. Procedía del interior de esa habitación, no era muy intenso pero estaba cerca, al otro lado de la puerta de madera. Era el sonido de algo que rozaba suavemente el suelo, de forma rítmica, un sonido conocido pero que no podía definir con exactitud, un sonido que parecía formar parte de mi pasado [...] Se me cerró la garganta y empecé a temblar. Pum, pum... Pum, pum...
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Tres historias de fantasmas de Susan Hill
Era una cara tan desagradable que rozaba lo fascinante y en el cuadro me había repugnado en la misma medida en la que ahora me horrorizaba.
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La mujer de negro de Susan Hill
Así que allí estaba yo, sentado en un carruaje, al lado del Sr. Bentley una tarde de domingo, disfrutando de la vista sobre el amplio campo sembrado de trigo, cuando él dejó que su caballo tomara el camino de vuelta a un paso tranquilo, hacia lo que parecía ser una destartalada mansión.
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Tres historias de fantasmas de Susan Hill
Cerré la puerta atemorizado y con el portazo oí un aullido. Fue una mezcla de dolor, rabia y angustia, y sin lugar a dudas, el aullido de un niño furioso.
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10 negritos