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Un amor de Sara Mesa
Todo ha ocurrido en muy poco tiempo. Tan poco que se asombra cuando lo piensa. Estrenó un tubo de pasta de dientes cuando llegó a La Escapa, un tubo que ha estado usando dos o tres veces diarias y, aun así, todavía no lo ha terminado de gastar, aún queda como un tercio. Es increíble, se dice: moverse por dentro por completo, sacudirse, darse la vuelta y volvérsela a dar, en menos de lo que se tarda en gastar 125 mililitros de dentífrico.
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Un amor de Sara Mesa
Sobre la mesa está la tradución por donde la dejó, una página con una reflexión acerca del silencio, de notre silence en particular, une qualité de silence en particular. Pero si el silencio es la ausencia de palabras, ¿Cómo puedes existir un silencio en particular?¿No deberían ser iguales todos los silencios, como es igual siempre el color blanco? Es obvio entonces que lo que distingue a los silencios es todo aquello que los rodea, empezando por las causas. El silencio de Andreas cuando el sexo acaba, ¿es el mismo que el de ella?
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Un amor de Sara Mesa
¿Es una obsesión?. Sí claramente es una obsesión. Pero no solo eso, se dice. Es un rapto, una metamorfosis, una transformación radical de lo esperado. Lo que estaba buena, en la lejanía del paisaje, lo que era invisible y carecía de interés, está ahora dentro de ella, habitandola, sacudiéndola. Toda la cambiado de rango. Todo se va desordenado.
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Mala letra de Sara Mesa
El escape era justamente al contrario: la escritura como desagüe. Conjuraba el peligro escribiendo sobre el peligro. Dándole forma al horror evitaba la realización del horror.
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Mala letra de Sara Mesa
-¿Qué piensas de los imbéciles como yo que van a una librería, abren la cartera, sacan un billete de veinte euros, o la tarjeta de crédito, o lo que sea, y compran tu libro? ¿Qué piensas de los que te leen? ¿Te parece que están a tu altura? No, ¿verdad? Los desprecias, ¿verdad? Escribes todo eso de los animales atropellados, y del aborto, todo eso del padre que sentaba a la niña en sus rodillas y la frotaba contra él, todo eso del escupitajo y todo eso lo escribes porque desprecias a los que te están leyendo, ¿verdad? Les devuelves una parte del asco que te dan, ¿no es eso?
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Mala letra de Sara Mesa
Una de las primeras cosas que aprendí allí es que el sufrimiento que produce la culpa casi nunca equivale a la dimensión de la tragedia. Tampoco la autoculpabilización. El complejo de culpa no se guía por parámetros racionales: su lógica es intrínseca y está basada en premisas falsas y difícilmente transferibles.
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Mala letra de Sara Mesa
Si bien una parte importante de mí había ya, como la gente dice, "pasado página", otra parte me decía que no estaba bien olvidar tan pronto, y que mi comportamiento no podía ser tan desconsiderado. Fingía, pero me sentía mal por estar fingiendo. O dicho de otro modo: me sentía mal por no sentirme peor.
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Un amor de Sara Mesa
Como el dinero, se dice, también el capital erótico se va escurriendo sin que uno se dé cuenta, solo se toma conciencia de él cuando desaparece, y se escudriña en el espejo con una mirada desprovista de piedad, evaluando las partes de su cuerpo o de su cara donde puede radicar el error.
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Un amor de Sara Mesa
Todo ha ocurrido en muy poco tiempo. Tan poco que se asombra cuando lo piensa. Estrenó un tubo de pasta de dientes cuando llegó a La Escapa, un tubo que ha estado usando dos o tres veces diarias y, aun así, todavía no lo ha terminado de gastar, aún queda como un tercio. Es increíble, se dice: removerse por dentro por completo, sacudirse, darse la vuelta y volvérsela a dar, en menos de lo que se tarda en gastar 125 mililitros de dentífrico.
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Un amor de Sara Mesa
Pero si el silencio es la ausencia de palabras, ¿cómo puede existir un silencio en particular? ¿No deberían ser iguales todos los silencios, como es igual siempre el color blanco? Es obvio entonces que lo que distingue a los silencios es todo aquello que los rodea, empezando por las causas.
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Un amor de Sara Mesa
¿Es el calor, la soledad, la falta de confianza, el miedo al fracaso? Le imponen las palabras que otra persona escribió antes que ella, palabras escogidas con cuidado, seleccionadas entre todas las posibles, ordenadas de una única manera entre la infinitud de combinaciones desechadas.
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Cicatriz de Sara Mesa
Siempre me río de los que afirman defender a las minorías, puesto que la primera minoría es el individuo. El grupo apareja inevitablemente un precio moral e intelectual que, una vez que se paga, jamás puede recuperarse. El mal es el grupo en sí. El sentido de pertenencia a un grupo siempre genera violencia.
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¿Qué objetousaron como traslador en el Mundial de Quidditch?