Eneida de Publio Virgilio Marón
...y regocijándose con la vista de aquellas imágenes, cuyo sentido ignora, échase al hombro la fama y los hados de sus descendientes.
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Eneida de Publio Virgilio Marón
...y regocijándose con la vista de aquellas imágenes, cuyo sentido ignora, échase al hombro la fama y los hados de sus descendientes.
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Eneida de Publio Virgilio Marón
En tanto la diosa Venus se aparece resplandeciente sobre las etéreas nubes, trayendo el don prometido a su hijo...
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Eneida de Publio Virgilio Marón
…ya las madres redoblan sus votos con el miedo que acrecienta el cercano peligro; la imagen de Marte se les aparece más terrible. Entonces el rey Evandro, asiendo la mano de su hijo, pronto a marchar, le estrecha en sus brazos, prorrumpe en llanto…
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Eneida de Publio Virgilio Marón
...los prósperos hados te han traído a estos sitios, donde una inesperada fortuna te depara el término de tus males.
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Eneida de Publio Virgilio Marón
En este bosque, dijo Evandro; en este bosque de frondosa cumbre mora un dios, no sabemos cuál.
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Eneida de Publio Virgilio Marón
Faunos y ninfas indígenas habitaban antiguamente en estos bosques, poblados por una raza de hombres nacidos de los duros troncos de los robles, sin costumbres ni cultura alguna; ni sabían uncir toros al yugo, ni allegar hacienda, ni guardar lo adquirido; los frutos de los árboles y la caza les daban un desabrido sustento. Saturno el primero vino del etéreo Olimpo a estas regiones huyendo de las armas de Júpiter, destronado y proscrito; él empezó a civilizar a aquella raza indómita que vivía errante por los altos montes, y les dio leyes, y puso el nombre de Lacio a estas playas, en memoria de haber hallado en ellas un sitio seguro donde ocultarse. Es fama que en los años que reinó Saturno fue la edad de oro: ¡De tal manera regia sus pueblos en plácida paz!
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Eneida de Publio Virgilio Marón
…la trémula luz del sol o la imagen de la radiante luna, cuando reverbera en las aguas de un jarrón de bronce, revolotea, iluminando todos los contornos, chispea en los aires y va a herir los artesones de la encumbrada techumbre.
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Eneida de Publio Virgilio Marón
Todos olvidan su amor a la reja y al arado; la hoz se trueca en arma; todos reforjan en el horno las espadas de sus padres.
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Eneida de Publio Virgilio Marón
…todos, a despecho de los presagios contra la voluntad de los dioses, piden, con perverso consejo, una guerra infanda… |
Eneida de Publio Virgilio Marón
Deslízase la víbora por entre las ropas y el terso pecho, revolviéndose sin ser sentida, e infunde por sorpresa en la exaltada Reina un espíritu viperino.
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Eneida de Publio Virgilio Marón
Al ausente Eneas manda llevar un carro y un tiro de dos caballos de etérea raza, que arrojan fuego por la nariz, de la sangre de aquellos que formó la artificiosa Circe, cruzando ocultamente yeguas mortales con los caballos del Sol, su padre.
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Eneida de Publio Virgilio Marón
Nuestro linaje tuvo principio en Júpiter; la juventud dárdana se regocija de tener por progenitor a Júpiter; nuestro mismo Rey, el troyano Eneas, de la excelsa raza de Júpiter, es quien nos envía a tus umbrales. Cuán terribles desastres ha derramado la fiera Micenas por los campos de Ida, cuáles hados han impulsado a chocar entre sí a los dos continentes de Europa y Asia…
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Eneida de Publio Virgilio Marón
Dicho esto, ciñe sus sienes con una hojosa rama e invoca al Genio de aquellos sitios, a la Tierra, divinidad anterior a todas…
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Eneida de Publio Virgilio Marón
Otros, en verdad labrarán con más primor el animado bronce, sacarán del mármol vivas figuras, defenderán mejor las causas, medirán con el compás el curso del cielo y anunciarán la salida de los astros; tú, ¡Oh romano! atiende a gobernar los pueblos; ésas serán tus artes, y también imponer condiciones de paz, perdonar a los vencidos y derribar a los soberbios.
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Eneida de Publio Virgilio Marón
Desde el principio del mundo, un mismo espíritu interior anima el cielo y la tierra, y las líquidas llanuras y el luciente globo de la luna, y el sol y las estrellas; difundido por los miembros, ese espíritu mueve la materia y se mezcla al gran conjunto de todas las cosas; de aquí el linaje de los hombres y de los brutos de la tierra, y las aves, y todos los monstruos que cría el mar bajo la tersa superficie de sus aguas. Esas emanaciones del alma universal conservan su ígneo vigor y su celeste origen mientras no están cautivas en toscos cuerpos y no las embotan terrenas ligaduras y miembros destinados a morir; por eso temen, desean, padecen y gozan; por eso no ven la luz del cielo encerradas en las tinieblas de obscura cárcel. Ni aun cuando en su último día las abandona la vida, desaparecen del todo las carnales miserias que necesariamente ha inoculado en ellas, de maravillosa manera, su larga unión con el cuerpo; por eso arrostran la prueba de los castigos y expían con suplicios las antiguas culpas. Unas, suspendidas en el espacio, están expuestas a los vanos vientos; otras lavan en el profundo abismo las manchas de que están infestadas, o se purifican en el fuego. Todos los manes padecemos algún castigo, después de lo cual se nos envía a los espaciosos Elíseos Campos, mansión feliz, que alcanzamos pocos, y a que no se llega hasta que un larguísimo período, cumplido el orden de los tiempos, ha borrado las manchas inherentes al alma y dejándola reducida sólo a su etérea esencia y al puro fuego de su primitivo origen. Cumplido un período de mil años, un dios las convoca a todas en gran muchedumbre, junto al río Leteo, a fin de que tornen a la tierra, olvidadas de lo pasado, y renazca en ellas el deseo de volver nuevamente a habitar en humanos cuerpos.
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Eneida de Publio Virgilio Marón
¡Oh padre! ¿Es creíble que algunas almas se remonten de aquí a la tierra y vuelvan segunda vez a encerrarse en cuerpos materiales? ¿Cómo tienen esos desgraciados tan vehemente anhelo de rever la luz del día?
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Eneida de Publio Virgilio Marón
Esas almas, le dice, destinadas por el hado a animar otros cuerpos, están bebiendo en las tranquilas aguas del Leteo el completo olvido de lo pasado.
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Eneida de Publio Virgilio Marón
…llegaron a los sitios risueños y a los amenos vergeles de los bosques afortunados, moradas de la felicidad. Ya un aire más puro viste aquellos campos de brillante luz…
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Eneida de Publio Virgilio Marón
…secretas veredas que circundan una selva de mirtos, ocultan a los que consumió en vida el cruel amor, y que ni aun en muerte olvidan sus penas…
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Cual es el nombre completo de Dumbeldore?