Eneida de Publio Virgilio Marón
…ató mañoso, a su hija [a la lanza] bien rodeada de cortezas de alcornoque silvestre; vibrando luego la lanza con vigorosa diestra, […] y echando atrás el brazo, arroja con ímpetu la lanza; resonaron las olas; por cima del rápido río huye la infeliz Camila, asida a la rechinante asta; [su padre] se precipita en el río, y pronto vencedor, arranca de la yerba su lanza, y con ella la niña, ya consagrada a Diana.
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