Los ingratos de Pedro Simón
Porque hay cosas que no le dejan dormir a un niño. Pero son peores las que le quitan a uno las ganas de despertar.
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Los ingratos de Pedro Simón
Porque hay cosas que no le dejan dormir a un niño. Pero son peores las que le quitan a uno las ganas de despertar.
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Los ingratos de Pedro Simón
Aquellos días llovió en la comarca como si el cielo le debiera varias primaveras al agua.
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Memorias del alzheimer ) de Pedro Simón
Sin memoria no somos nada. La piel de una naranja. La oratoria de un loro de feria. La sustancia de un caldo hecho con huesos mondos. El calor residual de una cama recién deshabitada. La patria que es la infancia, borrada del mapa.
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Los ingratos de Pedro Simón
En los pueblos no había coches ni semáforos, ni quinquis setenteros, como en la ciudad, pero había pozos sin tapiar, alacranes y casetas de labranza donde no alcanzaba la mirada del balcón urbano
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Los ingratos de Pedro Simón
Nadie,nunca, bajo ninguna circunstancia, debería ver a una madre despertando así de una siesta
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Los ingratos de Pedro Simón
¿Te dejas de querer porque dejas de reír o dejas de reírte porque dejas de quererte? En mi caso creo que fue lo primero. En el caso de tu padre, lo segundo.
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Los ingratos de Pedro Simón
Yo digo que escribir es como ir a un confesionario. Solo que sin cura que te afee los pecados de las haches que pusiste de más o las jotas que te bailan.
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Los ingratos de Pedro Simón
Y si tenemos tanta suerte, ¿por qué no estás entre semana? ¿O cómo es que la Emérita no recupera el oído? ¿O por qué se va a acabar el mundo, como dice el tío?
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Los ingratos de Pedro Simón
Yo la veía feliz, radiante y guapa. A la señorita Mercedes, digo. Porque a mi madre todavía había días en que la estaba buscando.
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Los ingratos de Pedro Simón
Se puede vivir sin el marido, se lo digo yo. A veces hasta es mejor vivir sin el marido. No se puede vivir sin el hijo.
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Los ingratos de Pedro Simón
Creo que adquirí la certeza de la muerte, la conciencia de que el mundo también le podía hacer un daño físico e irreparable a los tuyos, aquel día de primavera.
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Los ingratos de Pedro Simón
De una tacada aprendí tres cosas. La primera fue que los niños también se morían. La segunda fue que las fronteras se podían mover. La tercera fue que mi madre también conocía el miedo… Y de las tres, la que más me asustaba era la última |
Los ingratos de Pedro Simón
Veníamos del silencio. Íbamos hacia el ruido más absoluto. Éramos ese viaje de sordos. Nosotros. Desmemoriados. Olvidadizos. Amnésicos. Desagradecidos. Los que nunca te dijimos siempre. Los que siempre te dijimos nunca. |
Los incomprendidos de Pedro Simón
A veces soltamos salvajadas que no pensamos. Cosas que, al minuto de ser dichas, nos dan vergüenza o miedo y que al final nos joden el sueño de esa noche.
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Los incomprendidos de Pedro Simón
Porque, si no perdonas, las tripas se te llenan de unos gusanos del otro que al final se te comen a ti.
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Los incomprendidos de Pedro Simón
Cómo darle cariño al otro si el otro lo desprecia, si el otro tira tu cariño por el retrete como una sopa que se quedó fría.
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Los ingratos de Pedro Simón
A veces crees que le das un hogar a alguien, un sustento, una oportunidad, un futuro, en definitiva. Pero es justo a la inversa :esa persona que llega de fuera es la que te lo va a dar a ti.
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Los ingratos de Pedro Simón
Los rumores. Son como un resfriado, hijo. Empiezan por una tos de nada y pueden terminar en una pulmonía. Empiezan por una desgracia seguida de otra y terminan por el sanbenito que te cuelgan en el pueblo
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Pedro Simón
Veníamos de las paredes de adobe. Íbamos hacia el papel pintado. Aspirábamos a ser goleé. Veníamos de los hijos que se bañaron en sangre. De esa pintura bélica veníamos. Mis amigos, mis hermanas y yo éramos la mercromina.
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La edad de la inocencia