El ruletista de Mircea Cartarescu
Aunque jamás consiga besar a su amada, el pastor pintado en una urna griega sabe al menos que la va a contemplar eternamente.
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/Por fin, por fin, hemos leído el final de la fantástica trilogía Cegador del escritor rumano, que comenzó con El ala izquierda. ¿Qué le pasarán a todas estas mariposas del apocalipsis?
El ruletista de Mircea Cartarescu
Aunque jamás consiga besar a su amada, el pastor pintado en una urna griega sabe al menos que la va a contemplar eternamente.
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El ruletista de Mircea Cartarescu
A veces me colma de felicidad la idea de que tal vez Dios no exista.
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El ruletista de Mircea Cartarescu
Porque los personajes no mueren jamás, viven siempre que su mundo es "leído".
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Lulu de Mircea Cartarescu
Levitaba suavemente en el espacio límpido, despojado del velo de la ilusión, en el Reino del que todos venimos, fundiéndome en una pura, vacía y fresca fascinación…
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El ruletista de Mircea Cartarescu
Así pues, querido nadie, el Ruletista existió. También la ruleta existió. No has oído hablar de ella pero, dime, ¿qué has oído sobre Agartha? |
El ruletista de Mircea Cartarescu
De pronto, la silueta del mendigo con el revólver en la sien se descompuso en unas cuantas manchas fosforescentes amarillentas y verdosas. |
El ruletista de Mircea Cartarescu
Desde hace unos cuantos años, duermo mal y sueño con un viejo que enloquece por culpa de la soledad. Únicamente el sueño me refleja de forma realista. Me despierto llorando de soledad, incluso aunque de día me sienta acompañado por aquellos de mis amigos que aún viven.
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El ruletista de Mircea Cartarescu
Tenía los bolsillos de la chaqueta rotos y se sujetaba los pantalones con cuerda de embalar. |
El ruletista de Mircea Cartarescu
Cuando yo haya muerto, mi cripta, mi guarida, seguirá flotando en esa niebla negra y sólida, y llevará estas hojas a ninguna parte para que nadie las lea. Pero en ellas está, al fin y al cabo, todo.
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El ruletista de Mircea Cartarescu
Permanezco aquí, en mi sillón, aterrorizado por la idea de que ahí fuera ya no exista nada más que una noche sólida como un infinito témpano de brea, una niebla negra que ha engullido lentamente, a medida que he ido envejeciendo, las ciudades, las casas, las calles, los rostros. Parece que el único sol del universo es la bombilla de la lámpara y lo único que ilumina es el rostro de un anciano, arrugado como un higo.
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¿Cuál es el órgano que trasplantan a Cora?