Diario de una soledad de May Sarton
Los placeres del poeta, tal y como he ido anotando, resulta que son la luz, la soledad, la naturaleza, el tiempo y el proceso creativo.
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Diario de una soledad de May Sarton
Los placeres del poeta, tal y como he ido anotando, resulta que son la luz, la soledad, la naturaleza, el tiempo y el proceso creativo.
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Diario de una soledad de May Sarton
He construido un espacio abierto, un espacio de meditación, pero ¿y si no soy capaz de encontrarme a mí misma dentro? Pienso en estas páginas como en una forma de conseguirlo. Desde hace ya mucho tiempo, cada encuentro con otro ser humano supone una colisión. [...] Pero la colisión profunda es y ha sido con mi interior, terco, martirizador y atormentado. He escrito cada uno de mis poemas y novelas con este mismo propósito: averiguar qué pienso, saber dónde me encuentro.
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Anhelo de raíces de May Sarton
Ahora veía que no había estado sola en Nelson porque soy inmune a la soledad, rodeada como estoy de una nube de resplandor y fe. Nelson me ha dado la clave de un mundo natural que hace sólo ocho años no conocía. Pero no es, y nunca podrá ser, la clave de lo que atesoro. Sería tonto esperar que lo fuera, ¡la tontería común de los amantes que lo esperan todo del amado!
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El Señor Peludo de May Sarton
«Un gato de bien se convierte en un señor peludo cuando recibe el amor de un ser humano»
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El Señor Peludo de May Sarton
El señor Peludo, siguiendo el primer mandamiento de los gatos decentes -«Cuando te hablen, no muevas ni un pelo. Haz como si oyeras llover», siguió contemplando el horizonte en dirección opuesta a la voz, con un aspecto conmovedor.
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Anhelo de raíces de May Sarton
Sin embargo, diariamente, las ansiedades, las preocupaciones y conflictos de la mañana se convierten en alegrías por la tarde en cuanto el tiempo es bueno bueno las tensiones disminuyen. En aquellos primeros días de otoño anochecía a las seis. Era el momento de sentarse en el sillón de orejas junto al fuego y servirse una copa, leer un poco y pensar en la cena. Era el momento de soñar…
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Diario de una soledad de May Sarton
Aquí, en Nelson, he estado cerca de suicidarme más de una vez, y más de una vez me he acercado a una experiencia mística de unidad con el universo. Ambos estados se asemejan: los muros desaparecen y nos hallamos desnudos y reducidos a la esencia. Entonces, la muerte sería el rechazo a la vida, pues no podemos soltar aquello que anhelamos guardar, pero debemos soltarlo para seguir creciendo.
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Diario de una soledad de May Sarton
¿Acaso hay algo que desespere en la naturaleza, salvo el ser humano? Un animal con una pata atrapada en un cepo no parece desesperado, pues está demasiado ocupado intentando sobrevivir. Todo se reduce a un cerco, a una especie de quietud, intensa espera. ¿Es eso una clave? Ocúpate de sobrevivir. Imita a los árboles. Aprende a perder para luego recobrar, y recuerda que nada permanece igual por mucho tiempo, ni siquiera el dolor, el dolor psíquico. Resiste. Déjalo pasar. Suéltalo.
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El Señor Peludo de May Sarton
Un señor peludo debe ser adoptado por personas gatunas, discretas, delicadas, respetuosas e indulgentes, cosa muy difícil de encontrar, aunque no tanto como pueda parecer en principio.
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Anhelo de raíces de May Sarton
Todo en nosotros empuja hacia la decisión, aunque se trate de una decisión equivocada, solo por librarse de la ansiedad que precede a todo gran paso que se da en la vida.
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May Sarton
No hay consuelo cuando un gran árbol se va. No hay consuelo para su lucha ante la muerte.
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Diario de una soledad de May Sarton
Al final no es la agonía lo que mata -pues la agonía, al menos, requiere un esfuerzo del alma-, sino la vida cotidiana.
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Diario de una soledad de May Sarton
Ahora mismo me sitúo en una lóbrega meseta de mi interior, pero solo es necesario hacer las paces con la realidad para poder hallar una base sobre la que sostenernos.
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Diario de una soledad de May Sarton
Mi capacidad para el llanto realmente se está convirtiendo en una grotesca aflicción. ¿Qué droga sirve para detener las lágrimas?
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Diario de una soledad de May Sarton
A veces me pregunto si lo que realmente falla en las relaciones humanas más íntimas es no reconocer dicha necesidad. Nos dan miedo los altercados, el cambio, tememos revelar nuestro dolor y hablar de él. El sufrimiento suele concebirse como un fracaso, pero en realidad constituye la puerta que conduce al crecimiento, el cual nunca deja de ser doloroso.
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Diario de una soledad de May Sarton
La vida nos viene en pequeños racimos: un racimo de soledad, y luego otro racimo que apenas nos deja tiempo para respirar.
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Diario de una soledad de May Sarton
Subimos al cielo y descendemos al infierno una docena de veces al día; por lo menos, eso me pasa a mí. La disciplina del trabajo proporciona una barra de ejercicio para que los movimientos del alma, salvajes e irracionales, devengan formales y creativos. Literalmente, nos salva de caernos ante nuestras propias narices.
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Diario de una soledad de May Sarton
En alguna parte he dicho que debemos forjar mitos a partir de nuestras vidas, pero, en el fondo, si realmente estamos dispuestos a ello -y si adquirimos la disciplina y nos esforzamos lo bastante en la reflexión-, podemos sacar provecho de cada pena o convulsión provocada por el tiempo, los enemigos o el trabajo; obtener una mayor comprensión de cuanto supone estar vivo, ser humano, qué peligros habituales y cotidianos encierra esa condición.
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Diario de una soledad de May Sarton
[...], el verdadero problema es que la aventura de venir sola a Nelson ya se ha terminado y ahora, sencillamente, me dedico a mantener lo que antes estaba tan ocupada en crear.
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Cuantos años se lleva Ron con Fred y George?