Desde que comencé el libro que no pude dejar de leer, he de admitir que las primeras páginas son un poco pesadas, pero para ser una distopía está bastante bien. Cinder es una adolescente fuerte, determinada y valiente que carga día a día con el peso de ser una cyborg. Me parece realmente interesante que la protagonista sea una cyborg y que no este socialmente aceptado, de esta manera podemos ver los prejuicios que existen en una sociedad tecnológicamente avanzada.
El príncipe Kai, es un chico sencillo, encantador, que ha tenido que asumir responsabilidades y madurar drásticamente. Es un personaje que te conquista desde un primer momento, aunque tiene sus defectos, ya que en ocasiones toma decisiones equivocadas, pero es entendendible dadas las circunstancias. Los personajes secundarios, están muy bien desarrollados. Por un lado, la reina Levana y la madrastra de Cinder son muy detestables como personas, pero grandes villanas, sobre todo la primera. Y por el otro, Peony, Iko o el doctor Erland se ganan nuestro cariño gracias a sus personalidades cautivadoras.
En la trama hay romance, a pesar de que no es el tema principal del libro, se desarrolla de a poco, lo que lo vuelve creíble. Aunque esta historia de amor queda inconclusa, es disfrutable. La historia es bastante predecible, tiene algunas situaciones inesperadas, que generar tensión y expectación. El final es bastante abierto, no fue impactante, pero me me dejó muchas expectativas sobre que puede llegar a pasar en el siguiente libro, me esperaba un poco más, no obstante me gustó mucho.
La pluma de Marissa Meyer es maravillosa, ágil, tiene descripciones que logran transportarte al mundo que ha creado, diálogos divertidos que vuelven más amena la lectura y personajes interesantes, con personalidades marcadas. Es fácil conectar tanto con la historia como con los personajes, y todo es obra de Marissa. Su forma de narrar, es mágica, y única, una de mis escritoras favoritas.
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