La gatta bianca de Marie-Catherine d`Aulnoy
Callaré yo a esa madre y a esa loca apetencia que dio tantos disgustos a nuestra Gata Blanca |
La gatta bianca de Marie-Catherine d`Aulnoy
Callaré yo a esa madre y a esa loca apetencia que dio tantos disgustos a nuestra Gata Blanca |
La gatta bianca de Marie-Catherine d`Aulnoy
Doce caballos blancos como la nieve, atados de cuatro en cuatro, de frente, se encargaban de arrastrarla, cargados de arreos de terciopelo color fuego bordado de diamantes y adornados con placas de oro. El tapizado de la calesa iba a juego con lo demás y cien carrozas de ocho caballos, llenas de señores de gran prestancia y soberbiamente vestidos, seguían a esta calesa. También lo acompañaban mil "guardias de corps" cuyos trajes estaban tan cubiertos de bordados que no se veía la tela
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La gatta bianca de Marie-Catherine d`Aulnoy
Cuando dos bellos ojos quieren hacerse amar, poca resistencia ofrecemos, y aún menos si el agradecimiento contribuye a inflamarnos |
La gatta bianca de Marie-Catherine d`Aulnoy
La bella Gata Blanca se hizo famosa, tanto por sus bondades y su liberalidad como por sus méritos poco comunes y su gran belleza
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La gatta bianca de Marie-Catherine d`Aulnoy
Tenía la cabeza tan gorda como un cañón y su nariz era tan grande que llevaba en ella una docena de pájaros, cuyo gorjeo le divertía; su barba estaba tan enmarañada que los canarios hacían dentro sus nidos, y las orejas sobresalían de su cabeza por lo menos un codo.
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La gatta bianca de Marie-Catherine d`Aulnoy
Soltaron a un dragón espantoso que llenaba de veneno todos los sitios por donde pasaba, se comía a los hombres y a los niños y mataba a los árboles y plantas con el soplo de su aliento
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La gatta bianca de Marie-Catherine d`Aulnoy
(La tela) también reproducía los retratos de los reyes y otros soberanos que por entonces reinaban en el mundo, los de sus mujeres, sus amantes, sus hijos y todos sus súbditos, sin olvidar ni al más ínfimo bribón.
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La gatta bianca de Marie-Catherine d`Aulnoy
Si me amáis, encantadora morronguita, decidme ¿por qué prodigios pensáis y habláis de manera tan exacta que podrían recibiros en las famosas academias de los más ilustres ingenios?
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La gatta bianca de Marie-Catherine d`Aulnoy
¡Ay, señora! ¡Qué doloroso será para mí dejaros! ¡Os quiero tanto! Convertíos en mujer o hacedme gato
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La gatta bianca de Marie-Catherine d`Aulnoy
A menudo, la hermosa Gata componía versos y cancioncillas de un estilo tan apasionado que daban a entender la ternura de su corazón y que era imposible que hablase como lo hacía sin estar enamorada, pero su secretario - que era un gato viejo - escribía tan mal que, pese a haberse conservado sus obras, es imposible leerlas.
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La gatta bianca de Marie-Catherine d`Aulnoy
Pasaba los días en agradables fiestas, tan pronto cazando o pescando como asistiendo a ballets y carruseles así como a otras mil cosas que le divertían mucho
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La gatta bianca de Marie-Catherine d`Aulnoy
Alrededor se veían las historias de los más famosos gatos: Rodillardo colgado por las patas en el consejo de las ratas, el Gato con Botas, marqués de Carabás, el Gato que escribe, la Gata convertida en mujer, los brujos transformados en gatos, el aquelarre y todas sus ceremonias
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La gatta bianca de Marie-Catherine d`Aulnoy
Los muros eran de porcelana transparente, de varios colores mezclados, y representaban la historia de todas las hadas desde la creación del mundo hasta entonces: las famosas aventuras de Piel de Asno, de Finita, del Naranjero, de Graciosa, de la Bella Durmiente del Bosque, de Serpentino Verde y de cien más.
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La gatta bianca de Marie-Catherine d`Aulnoy
(El príncipe) era muy amable, de temperamento alegre y divertido; tenía una cabeza admirable, noble el talle, las facciones regulares, hermosa la dentadura y una gran habilidad para todos los ejercicios propios de un príncipe: cantaba admirablemente, tocaba el laúd y la tiorba con una delicadeza que cautivaba, sabía pintar; en una palabra, era un hombre cabal
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¿Qué medida tomó el profesor Snape para proteger la Piedra Filosofal?