Justicia poética de Mamen Monsoriu
Hay un tiempo para desear que las cosas sucedan y otro para ver cómo suceden. Cuando empiezan a pasar, ya no hay quien la pare. Es una detrás de otra. Sin miedo, sin compasión. Quieres pisar el freno, presionar el botón de pausa, pero ya es demasiado tarde porque el destino es caprichoso y hay que pensárselo bien antes de ambicionar algo desde las entrañas.
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