Alicia en el país de las maravillas de Lewis Carroll
Todo tiene una moraleja, solo tienes que encontrarla.
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Alicia en el país de las maravillas de Lewis Carroll
Todo tiene una moraleja, solo tienes que encontrarla.
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Alicia en el país de las maravillas de Lewis Carroll
— ¿Serías tan amable de decirme qué camino debo tomar? — Pues eso depende de a dónde quieras llegar— respondió el Gato. — Me da un poco lo mismo...— dijo Alicia. — Entonces da igual qué camino tomes— respondió el Gato. — ... siempre y cuando llegue a alguna parte— añadió Alicia, a manera de explicación. — Ah, eso pasará sin lugar a dudas, si caminas lo suficiente— dijo el Gato |
Alicia en el país de las maravillas de Lewis Carroll
—¿Quién eres tú?— preguntó la Oruga. No era aquella una forma muy alentadora de iniciar una conversación. Alicia respondió tímidamente: — La verdad es que en este momento no estoy muy segura, señor. Sé quién era cuando desperté esta mañana, pero temo que he cambiado varias veces desde entonces. |
Alicia en el país de las maravillas de Lewis Carroll
¡Ni siquiera queda lo suficiente de mí para ser UNA sola persona completa!
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Alicia en el país de las maravillas de Lewis Carroll
Por lo general Alicia se daba buenos consejos (aunque casi nunca los seguía), y se reprendía a veces con tal dureza que se le saltaban las lágrimas.
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Alicia en el país de las maravillas de Lewis Carroll
—¡Vaya, vaya! Qué extrañas son las cosas el día de hoy. ¡Y pensar que ayer todo era normal! Quizás soy yo quien ha cambiado durante la noche. Veamos: ¿Era yo la misma al despertar esta mañana? Casi creo recordar que me sentí un poco distinta. Pero, si no soy la misma, lo que procede preguntar es: ¿Quién diantres soy? ¡He allí el dilema!
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Alicia a través del espejo de Lewis Carroll
... Pero, en todo caso, lo que demuestra es que hay trescientos sesenta y cuatro días para recibir regalos de no-cumpleaños... ¡Y sólo un para regalos de cumpleaños! Ya ves. ¡Te has cubierto de gloria!
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Alicia a través del espejo de Lewis Carroll
—No, no puede ser —refutó la Reina—. Ha de ser mermelada un día sí y otro no: y hoy nunca puede ser otro día, ¿no es cierto?
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Alicia en el país de las maravillas de Lewis Carroll
—Oh, eso no lo puedes evitar —repuso el Gato—. Aquí todos estamos locos. Yo estoy loco. Tú estás loca.
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Alicia en el país de las maravillas de Lewis Carroll
No puedo volver al pasado porque entonces era una persona diferente.
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Alicia en el país de las maravillas de Lewis Carroll
Sr. Pie derecho de Alicia Alfombra de la Chimenea, junto al Guardafuego (con todo cariño Alicia). |
Alicia en el país de las maravillas de Lewis Carroll
. Si cada uno se ocupara de sus propios asuntos, el mundo giraría mucho mejor y con menos pérdida de tiempo
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Alicia en el país de las maravillas de Lewis Carroll
-Quizá no tenga moraleja - se atrevió a decir Alicia. -¡Pues claro que sí! - exclamó la Duquesa - ¡Todo tiene moraleja! Hay que dar con ella |
Alicia en el país de las maravillas / Al otro lado del espejo de Lewis Carroll
—¿Cómo sabes que yo estoy loca? —Tienes que estarlo, o no habrías venido aquí. |
Alicia en el país de las maravillas de Lewis Carroll
No tiene utilidad volver a ayer, porque entonces era una persona distinta.
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Alicia a través del espejo de Lewis Carroll
Una niña tan pequeña debería saber la dirección en que viaja antes que su propio nombre
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Alicia a través del espejo de Lewis Carroll
Lo primero que debe aprender una niña es a decir la verdad. Lo segundo a pensar antes de hablar. Y lo tercero a apuntarlo todo para no olvidarse de nada
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Alicia a través del espejo de Lewis Carroll
-¡Vivir al revés!- repitió Alicia, en la más absoluta perplejidad-
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Alicia en el país de las maravillas de Lewis Carroll
¡Bueno! Muchas veces he visto a un gato sin sonrisa -pensó Alicia-, pero ¡una sonrisa sin gato!... ¡Esto es lo más raro que he visto en toda mi vida!
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Alicia en el país de las maravillas de Lewis Carroll
Alicia abrió la pequeña puerta: daba un corredor diminuto, no mucho más grande que el agujero de una cueva de ratones. Se arrodilló para mirar dentro de él y vio que al fondo se abría el jardín más maravilloso que pudiera imaginarse. ¡Qué ganas tenía de salir de ese lúgubre salón y pasearse alegremente por entre esos canteros de flores brillantes y por esas frescas fuentes! Pero no podía siquiera meter la cabeza por ese corredor tan diminuto. "Y aunque pudiera -pensó Alicia-, de nada me serviría sin los hombros... ¡Cómo me gustaría poder plegarme como un telescopio!" Claro, a Alicia le habían sucedido cosas tan extraordinarias aquel día que había llegado a pensar que nada sería verdaderamente imposible.
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Gregorio Samsa es un ...