Oscuros de Lauren Kate
-Voy a decirte la verdad -dijo-. No me vas a creer, pero mereces saberla. Aunque pueda matarte. -De acuerdo. |
Oscuros de Lauren Kate
-Voy a decirte la verdad -dijo-. No me vas a creer, pero mereces saberla. Aunque pueda matarte. -De acuerdo. |
Oscuros de Lauren Kate
Miró alrededor de la biblioteca y la invadió una sensación de tranquilidad. Siempre le había encantado el dulce y ligero olor a viejo que solo una sala llena de libros despedía y se dejó llevar por el sonido suave y ocasional de las hojas al pasar.
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Oscuros de Lauren Kate
Era ella. Su sola proximidad le proporcionaba una sensación extraordinaria, como el calor que desprende un tronco cuando se resquebraja en la chimenea y va reduciéndose a cenizas. Lo sabía sin tener que volverse: ella estaba allí. Escondió el retrato entre el fajo de papeles que tenía en el regazo; de ella, sin embargo, no iba a poder esconderse fácilmente. |
La primera maldición de Lauren Kate
Luce no esperó a que Daniel la besara. Pegó los labios a los suyos y se deleitó con su gemido de grata sorpresa. Quería liberarlo de todo el dolor que había sentido cada vez que la perdía. Besar a Daniel era tan nuevo como familiar, tan fascinante e inconfundible como un recuerdo de infancia que parecía un sueño hasta que se encontraban pruebas fotográficas en una vieja caja del desván. Luce se sentía como si acabara de descubrir un hangar repleto de colosales fotografías y todos aquellos momentos olvidados hubieran sido liberados de su cautiverio en lo más oculto de su alma. Lo besaba en ese momento, pero también lo besaba en uno anterior. Casi podía palpar la historia de su amor, notar el sabor de su esencia en la lengua. Sus labios no solo reseguían los de Daniel en ese momento, sino también en otro beso que se habían dado, un beso más antiguo, un beso como aquel, con su boca justo ahí y los brazos de Daniel rodeándola por la cintura justo así. Deslizó la lengua entre los dientes de Daniel y eso también le recordó otra serie de besos, todos ellos embriagadores. Cuando Daniel le pasó la mano por la espalda, ella sintió un centenar de estremecimientos como aquel. Y cuando abrió y cerró los ojos, verlo a través de la maraña de sus pestañas le caló tan hondo como mil besos. + Leer más |
La trampa del amor de Lauren Kate
—Siempre te amaré, Daniel. —Solo que aquello no le pareció del todo correcto, o no lo bastante. Tenía que conseguir que la entendiera y no le importaban las consecuencias: si cambiaba la historia, que así fuera—. Siempre te elegiré a ti. —Sí, aquella era la palabra—. En todas y cada una de mis vidas, te elegiré a ti. Igual que tú me has elegido siempre. Daniel separó los labios. ¿La creía? ¿Lo sabía ya? Sí, era una elección, una elección consolidada en el tiempo y que sin duda estaba por encima de todo lo demás. Se sustentaba en algo poderoso. Algo hermoso y… |
¿Cuál es el órgano que trasplantan a Cora?