El vuelo de la cometa de Laetitia Colombani
Janaki le ha explicado que a veces, a la hora de comer, tiene que conformarse con beber el agua de la cocción del arroz de los vecinos.
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El vuelo de la cometa de Laetitia Colombani
Janaki le ha explicado que a veces, a la hora de comer, tiene que conformarse con beber el agua de la cocción del arroz de los vecinos.
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El vuelo de la cometa de Laetitia Colombani
"El paraíso de los hombres", así lo llaman, es el infierno de las mujeres.
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El vuelo de la cometa de Laetitia Colombani
A lo largo de la tristemente célebre Falkland Road, no es raro ver a chiquillas de doce años encerradas en jaulas: las más jóvenes son las más caras y las más codiciadas.
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El vuelo de la cometa de Laetitia Colombani
Todas son supervivientes, víctimas de una terrible paradoja: no se las debe tocar, pero no se duda en violarlas.
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El vuelo de la cometa de Laetitia Colombani
[...] las personas de su condición tenían que caminar hacia atrás mientras, con una escoba en la mano, barrían el rastro de sus pasos, así los que llegaban luego no se ensuciarían los pies. Aún hoy, tienen prohibido tocar flores y plantas, por si se marchitan al entrar en contacto con su piel.
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El vuelo de la cometa de Laetitia Colombani
Nacer niña allí es una maldición, piensa mientras sale del dhaba. La segregación empieza con el nacimiento y se perpetúa de generación en generación. Mantener a las niñas en la ignorancia es el medio más eficaz para someterlas, para impedir que piensen por sí mismas y deseen otra vida. Privándolas de la educación, se las encierra en una cárcel de la que no tienen forma de escapar. Se les arrebata cualquier esperanza de prosperar. El saber es poder. Y la educación, la llave de la libertad.
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El vuelo de la cometa de Laetitia Colombani
Cree firmemente en la educación como arma de construcción masiva.
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La trenza de Laetitia Colombani
La imagen que le devuelve el espejo debe ser su aliada, no su enemiga.
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La trenza de Laetitia Colombani
Karminata perdió a un hijo y suplicó que se lo devolvieran, pero se había reencarnado en rata. El templo fue construido en honor de ese hijo perdido.
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La trenza de Laetitia Colombani
Su herida no se veía, era invisible, casi imperceptible bajo el maquillaje perfecto y los trajes sastre de grandes modistos.
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La trenza de Laetitia Colombani
Smita ha tomado una decisión, que se le impuso como una evidencia: su hija iría a la escuela. Le costó convencer a Nagarajan. ¿Para qué?, le preguntó él. Puede que aprenda a leer y escribir, pero aquí nadie le dará trabajo. Si naces para limpiar letrinas, seguirás haciéndolo hasta que te mueras. Es una herencia, un círculo del que nadie puede escapar. Un karma.
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La trenza de Laetitia Colombani
«Una mujer casada tiene que rendir cuentas —suele decir—. Tú haz lo que te apetezca, mia cara, pero sobre todo no te cases», le repite a Giulia.
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La trenza de Laetitia Colombani
Smita ya ha oído la cifra, que la hizo estremecer: dos millones de mujeres asesinadas en el país todos los años. Dos millones, víctimas de la barbarie de los hombres, muertas en medio de la indiferencia general. Al mundo entero le trae sin cuidado. El mundo las ha abandonado.
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La trenza de Laetitia Colombani
Sabe que allí, en su país, las víctimas de violación son consideradas culpables. No hay respeto para las mujeres, y menos aún si son intocables. Esos seres a los que no se puede tocar, ni siquiera mirar, son violados sin contemplaciones. Al hombre que tiene deudas se lo castiga violando a su mujer; al que se acuesta con una mujer casada, violando a sus hermanas.
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La trenza de Laetitia Colombani
Smita maldice esa sociedad que aplasta a los débiles, sus mujeres, sus hijos y todos los que debería proteger.
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¿Por que decidió irse al internado Miles?