El demonio de próspero de K. J. Parker
Ah, Ellos tienen cualidades, por supuesto. No es más que un mito —descabellado, aunque muy extendido— lo de que solo los héroes poseen buenas cualidades y todas las cualidades de los héroes son buenas, y que los malos, por definición, no tienen nada bueno. Chorradas. Pensadlo. Pensad en las cualidades que se requieren para ser un criminal de éxito o simplemente competente. Se necesita valor, para colarte en la casa de un desconocido, cuya distribución desconoces, sabiendo bien que casi con toda seguridad el dueño está bien aprovisionado de armas, perrazos y siervos fuertes y enérgicos. ¿Os gustaría a vosotros tener que hacerlo?, ¿y a cambio de qué? De un saco lleno de obras de arte lo bastante pequeñas y manejables como para poder acarrearlas, por las que probablemente sacaréis una miseria. A lo que hay que añadir que tiene que ser una persona tranquila, reflexiva y llena de recursos, de mano firme y toque delicado, capaz de trabajar rápida y metódicamente. Y eso solo para el ladrón barriobajero frecuentador de callejones oscuros. Pensemos en los hombres verdaderamente malvados y atroces de la historia, los que masacraron naciones en nombre de algún ideal tergiversado. Necesariamente tenéis que reconocer que tenían Fe (que mueve montañas y sin la cual nuestros meros empeños son en vano), Esperanza, Fidelidad y Abnegación en Nombre de la Causa, y casi cualquier otra cualidad noble y gloriosa que se os pueda venir al pensamiento, con la excepción del pequeño detalle de estar en lo cierto… + Leer más |