El demonio de próspero de K. J. Parker
Había demostrado más allá de toda duda razonable que dioses y demonios eran meros mitos y supersticiones; sin embargo, en lo profundo de su indómito corazón de campesino («Mi padre era boticario en un pueblo y mi madre hija de un cabrero, figúrese»), él creía… Y las creencias, como el amor y el sueño, son algo que no puedes controlar. No puedes tenerlas cuando quieres y dejar de tenerlas cuando no quieres.
|