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La Chaco de Juan Solá
Un par de años más y agarrás la ruta, hacés la tuya. Pero querete, tarada. Querete mucho, porque si vos no te querés, no te va a querer nadie. Querete a pesar de la gente de mierda que busca convencerte de que estás enferma. Querete para poder sobrevivir. Querete para poder cuidar a las que son como vos, o como yo, pero no se quieren. Querete aunque te traten peor que a un hongo que crece en la comida. ¡Total, qué saben los hombres sobre los hongos! Vos elegís a qué lado aferrarte. Un lado te va a hacer crecer, el otro lado te va a hacer destruir
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La Chaco de Juan Solá
—Y entonces, ¿quién sos? —le preguntó, y el humo denso del cigarrillo dibujó un círculo perfecto que trepó hasta el cielorraso. —No estoy seguro… No estoy segura. Siento que ya cambié tantas veces desde que me levanté hoy a la mañana... —No entiendo qué querés decir —respondió la otra—. Explicame. —No sé explicarme, no me siento yo mismo. Ser tantas personas a la vez es muy difícil. |
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La Chaco de Juan Solá
—Veo… veo… que vas a ser una hermosa princesa. Cristóbal se murió de risa, claro, pero esa noche, antes de dormirse, pensó que sería lindo ser una princesa porque podría usar todos los vestidos de la abuela Amanda y papá no le diría nada ni se enojaría, porque las princesas sí pueden usar vestido. |
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La Chaco de Juan Solá
Y allí quedaría ella, frente al espejo, disfrazada de macho, mirándose a los ojos ensombrecidos, preguntándose en silencio cómo sería si hubiese nacido varón, con la sonrisa extinguiéndosele despacio, como el humo que queda en el aire después de que se apaga la llama de una vela.
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Microalmas de Juan Solá
- Te avisé que la verdad te iba a doler. -No me duele tu verdad. Lo que me duele es esta inmunda condición humana, que me hace preferir que me hubieras mentido. |
Los nombres de personajes en un libro aparecen: