Poesía completa de Jorge Luis Borges
La noche es una fiesta larga y sola. En mi secreto corazón yo me justifico y ensalzo. He atestiguado el mundo; he confesado la rareza del mundo. |
Poesía completa de Jorge Luis Borges
La noche es una fiesta larga y sola. En mi secreto corazón yo me justifico y ensalzo. He atestiguado el mundo; he confesado la rareza del mundo. |
Poesía completa de Jorge Luis Borges
Ya muerto, ya de pie, ya inmortal, ya fantasma, se presentó al infierno que Dios le había marcado, y a sus órdenes iban, rotas y desangradas, las ánimas en pena e hombres y de caballos. |
Poesía completa de Jorge Luis Borges
[...] mundo que se deforma y que se apaga en una pálida ceniza vaga que se parece al sueño y al olvido. |
Poesía completa de Jorge Luis Borges
[...] esa inmortalidad infatigable que anonada con silenciosa culpa las razas y en cuya herida siempre abierta que el último dios habrá de restañar el último día, cabe toda la sangre derramada. |
Poesía completa de Jorge Luis Borges
Hoy el olvido borra su censo de muertes, porque son venales las muertes si las pensamos como parte del Tiempo [...] |
La cifra de Jorge Luis Borges
Todos sentimos, creo, una felicidad casi física. Escribo casi porque, no hay felicidad o dolor que sean sólo físicos, siempre intervienen el pasado, las circunstancias, el asombro y otros hechos de la conciencia.
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El otro, el mismo de Jorge Luis Borges
1964 I Ya no es mágico el mundo. Te han dejado Ya no compartirás la clara luna Ni los lentos jardines. Ya no hay una Luna que no sea espejo del pasado, Cristal de soledad, sol de agonías. Adiós las mutuas manos y las sienes Que acercaba el amor. Hoy sólo tienes La fiel memoria y los desiertos días. Nadie pierde (repites vanamente) Sino lo que no tiene y no ha tenido Nunca, pero no basta ser valiente Para aprender el arte del olvido. Un símbolo, una rosa, te desgarra Y te puede matar una guitarra. II Ya no seré feliz. Tal vez no importa. Hay tantas cosas en el mundo; |
El Aleph de Jorge Luis Borges
No hay consuelo más hábil que el pensamiento de que hemos elegido nuestras desdichas.
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El Aleph de Jorge Luis Borges
Nadie es alguien, un solo hombre inmortal es todos los hombres. Como Cornelio Agrippa, soy dios, soy héroe, soy filósofo, soy demonio y soy mundo, lo cual es una fatigosa manera de decir que no soy.
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El Aleph de Jorge Luis Borges
Noches hubo en que me creí tan seguro de poder olvidarla que voluntariamente la recordaba.
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Miscelánea I de Jorge Luis Borges
Como el descubrimiento del amor,cómo el descubrimiento del mar,el descubrimiento de Dostoievski marca una fecha memorable en nuestra vida.
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El libro de arena de Jorge Luis Borges
Sentí lo que sentimos cuando alguien muere: la congoja, ya inútil, de que nada nos hubiera costado haber sido más buenos. El hombre olvida que es un muerto que conversa con otros muertos.
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Borges esencial de Jorge Luis Borges
Clásico no es un libro (lo repito) que necesariamente posee tales o cuales méritos; es un libro que las generaciones de los hombres, urgidas por diversas razones, leen con previo fervor y con una misteriosa lealtad.
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Borges esencial de Jorge Luis Borges
Para los alemanes y austríacos el Fausto es una obra genial; para otros, una de las más famosas formas del tedio.
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Borges esencial de Jorge Luis Borges
¿Por qué nos inquieta que Don Quijote sea lector del Quijote, y Hamlet, espectador de Hamlet? Creo haber dado con la causa: tales inversiones sugieren que si los caracteres de una ficción pueden ser lectores o espectadores, nosotros, sus lectores o espectadores, podemos ser ficticios.
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Borges esencial de Jorge Luis Borges
Dante, muerta Beatriz, perdida para siempre Beatriz, jugó con la ficción de encontrarla, para mitigar su tristeza; yo tengo para mí que edificó la triple arquitectura de su poema para intercalar ese encuentro.
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Borges esencial de Jorge Luis Borges
Para nosotros, es muy real; para él, lo fue menos. (La realidad, para él, era que primero la vida y después la muerte le habían arrebatado a Beatriz). Ausente para siempre de Beatriz, solo y quizá humillado, imaginó la escena para imaginar que estaba con ella. Desdichadamente para él, felizmente para los siglos que lo leerían, la conciencia de que el encuentro era imaginario deformó la visión.
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Borges esencial de Jorge Luis Borges
Gibbon observa que en el libro árabe por excelencia, en el Alcorán, no hay camellos; yo creo que si hubiera alguna duda sobre la autenticidad del Alcorán, bastaría esta ausencia de camellos para probar que es árabe. Fue escrito por Mahoma, y Mahoma, como árabe, no tenía por qué saber que los camellos eran especialmente árabes; eran para él parte de la realidad, no tenía por qué distinguirlos; en cambio, un falsario, un turista, un nacionalista árabe, lo primero que hubiera hecho es prodigar camellos, caravanas de camellos en cada página; pero Mahoma, como árabe, estaba tranquilo: sabía que podía ser árabe sin camellos.
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¿Qué objetousaron como traslador en el Mundial de Quidditch?