El libro de arena de Jorge Luis Borges
Las palabras son símbolos que postulan una memoria compartida.
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El libro de arena de Jorge Luis Borges
Las palabras son símbolos que postulan una memoria compartida.
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El libro de arena de Jorge Luis Borges
Había invocado a Plinio el joven, según el cual no hay libro tan malo que encierre algo bueno.
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El libro de arena de Jorge Luis Borges
Oh noches, oh compartida y tibia tiniebla, oh el amor que fluye en la sombra como un río secreto, oh aquel momento de la dicha en que cada uno es los dos, oh la inocencia y el candor de la dicha, oh la unión en la que nos perdíamos para perdernos luego en el sueño, oh las primeras claridades del día y yo contemplándola.
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El libro de arena de Jorge Luis Borges
-Soy feminista- dijo -. No quiero remedar a los hombres. Me desagradan su tabaco y su alcohol. La frase quería ser ingeniosa y adiviné que no era la primera vez que la pronunciaba. Supe después que no era característica de ella, pero lo que decimos no siempre se parece a nosotros. |
El libro de arena de Jorge Luis Borges
Nos despedimos sin habernos tocado. Al día siguiente no fui. El otro tampoco habrá ido. He cavilado mucho sobre este encuentro, que no he contado a nadie. Creo haber descubierto la clave. El encuentro fue real, pero el otro conversó en un sueño y fue así que pudo olvidarme; yo conversé con él en la vigilia y todavía me atormenta el recuerdo. El otro me soñó, pero no me soñó rigurosamente. Soñó, ahora lo entiendo, la imposible fecha en el dólar.
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El libro de arena de Jorge Luis Borges
De pronto recordé una fantasía de Coleridge. Alguien sueña que cruza el paraíso y le dan como prueba una flor. Al despertarse, ahí está la flor.
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El libro de arena de Jorge Luis Borges
Padre murió hace treinta años. Murió del corazón. Lo acabó una hemiplejía; la mano izquierda puesta sobre la mano derecha era como una mano de niño sobre la mano de un gigante. Murió con impaciencia de morir, pero sin una queja. Nuestra abuela había muerto en la misma casa. Unos días antes del fin, nos llamó a todos y nos dijo: - Soy una mujer muy vieja, que está muriéndose muy despacio. Que nadie se alborote por una cosa tan común y tan corriente.
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El libro de arena de Jorge Luis Borges
El agua gris acarreaba largos trozos de hielo. Inevitablemente, el río hizo que yo pensara en el tiempo. La milenaria imagen de Heráclito.
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El Aleph de Jorge Luis Borges
La candente mañana de febrero en que Beatriz Viterbo murió, después de una imperiosa agonía que no se rebajó un solo instante ni al sentimentalismo ni al miedo, noté que las carteleras de fierro de la Plaza Constitución habían renovado no sé qué aviso de cigarrillos rubios; el hecho me dolió, pues comprendí que el incesante y vasto universo ya se apartaba de ella y que ese cambio era el primero de una serie infinita. Cambiará el universo pero yo no, pensé con melancólica vanidad...
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El Aleph de Jorge Luis Borges
El trabajo del poeta no estaba en la poesía, estaba en la invención de razones para que la poesía fuera admirable.
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El hacedor de Jorge Luis Borges
Los hombres inventaron el adiós porque se saben de algún modo inmortales,aunque se juzguen contingentes y efímeros.
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El hacedor de Jorge Luis Borges
Para que su horror sea perfecto,César,acosado al pie de una estatua por los impacientes puñales de sus amigos,descubre entre las caras y los aceros la de Marco Junio Bruto,su protegido,acaso su hijo,y ya no se defiende y exclama:"¡Tú también,hijo mío!".
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El hacedor de Jorge Luis Borges
Porque en el principio de la literatura está el mito,y asimismo,en el fin.
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Inquisiciones | Otras inquisiciones de Jorge Luis Borges
El tiempo es la sustancia de que estoy hecho.El tiempo es un río que me arrebata,pero yo soy el rio;es un tigre que me destroza,pero yo soy el tigre;es un fuego que me consume,pero yo soy el fuego.El mundo,desgraciadamente,es real;yo,desgraciadamente,soy Borges.
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El libro de los seres imaginarios de Jorge Luis Borges
Ignoramos el sentido del dragón,como ignoramos el sentido del universo,pero algo hay en su imagen que concuerda con la imaginación de los hombres.
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El hacedor de Jorge Luis Borges
Y,mientras yo sondeaba aquella mina de las lunas de la mitología, ahí estaba,a la vuelta de la esquina, la luna celestial de cada día. |
El Aleph de Jorge Luis Borges
No deja de ser admirable la manera en que el autor encadena referencias literarias en forma permanente a un cuento que, despojado de estas, sería apenas una historia que podría contar cualquiera, con la diferencia, claro está, de la erudición que a la gran mayoría nos ha sido vedada.
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El Aleph de Jorge Luis Borges
Cualquier destino, por largo y complicado que sea, consta en realidad de un solo momento: el momento en que el hombre sabe para siempre quién es.
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¿Cómo se llama el barco ballenero en el que se narra la travesía?