El libro de arena de Jorge Luis Borges
Padre murió hace treinta años. Murió del corazón. Lo acabó una hemiplejía; la mano izquierda puesta sobre la mano derecha era como una mano de niño sobre la mano de un gigante. Murió con impaciencia de morir, pero sin una queja. Nuestra abuela había muerto en la misma casa. Unos días antes del fin, nos llamó a todos y nos dijo: - Soy una mujer muy vieja, que está muriéndose muy despacio. Que nadie se alborote por una cosa tan común y tan corriente.
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