Las crisálidas de John Wyndham
Dios no tiene la última palabra. Si la tuviera ya estaría muerto. Pero no está muerto: cambia y crece, como todo lo vivo.
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Las crisálidas de John Wyndham
Dios no tiene la última palabra. Si la tuviera ya estaría muerto. Pero no está muerto: cambia y crece, como todo lo vivo.
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Chocky de John Wyndham
Fue en la primavera del año en que Matthew cumplió doce años cuando tuve la primera noticia de Chocky.
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El día de los trífidos de John Wyndham
Creo que le falta profundizar en muchos temas que dan para mucho. No podía evitar pensar que, en todos aquellos lugares donde la caída de los meteoritos sucedió de madrugada, la mayoría de la población no se vio afectada por la ceguera. Por qué ningún personaje del libro se plantea eso? Me quedé con ganas de saber cómo funciona la inteligencia de los Trífidos. Por lo demás, un libro entretenido. |
Las crisálidas de John Wyndham
Tenemos que creer que Dios está cuerdo, pequeño Davie. Estaríamos perdidos si no hiciéramos eso.
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El día de los trífidos de John Wyndham
Si sabes que es miércoles y la mañana empieza como si fuera un domingo, algo muy grave está pasando en alguna parte.
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El día de los trífidos de John Wyndham
Para que la vida resulte soportable, lo insólito tiene que volverse enseguida corriente.
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El día de los trífidos de John Wyndham
No puedes llevar a un rebaño de ovejas al mercado en línea recta, pero hay formas de conseguir que lleguen.
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El día de los trífidos de John Wyndham
Una de las cosas más impactantes es darse cuenta de lo fácil que hemos perdido un mundo que parecía tan seguro y cierto.
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Las crisálidas de John Wyndham
Según mi experiencia, si huyes de una cosa únicamente porque no te gusta, nada de lo que encuentres te gustará. Ahora bien, huir porque buscas algo, eso es diferente, ¿pero qué buscarías?
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Las crisálidas de John Wyndham
Este mundo no es amable para nadie, y menos aún para quienes son diferentes.
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Las crisálidas de John Wyndham
Si huyes de una cosa solo porque no te gusta, tampoco te gustará lo que encuentres.
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Chocky de John Wyndham
—Es muy complicado. No parece aconsejable animarlo y parece desaconsejable desanimarlo. Entonces, ¿qué hacemos?
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El día de los trífidos de John Wyndham
Nosotros vemos y ellos no. Sin visión, nuestra superioridad desaparece. Peor todavía: nuestra posición se vuelve inferior, porque ellos se han adaptado a una existencia sin visión y nosotros no.
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El día de los trífidos de John Wyndham
La mayoría de las personas prefieren ser engañadas o arrastradas, incluso obligadas a seguir un camino. De esa manera, nunca cometen un error: si sucede algo, siempre es por culpa de otro.
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El día de los trífidos de John Wyndham
Debe ser, pensé, una de las alucinaciones más persistentes y reconfortantes de la especie humana, confiar en que ‘no puede suceder aquí’, que el tiempo y el lugar de uno están más allá del cataclismo.
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Las crisálidas de John Wyndham
Pero tienen miedo. Es un sentimiento, no un pensamiento. Y cuanto más ignorantes son más piensan que todo el mundo tiene que ser como ellos. Y cuando se asustan se vuelven crueles y quieren hacer daño a la gente que es diferente.
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Las crisálidas de John Wyndham
No lloraba por mis heridas físicas: lloraba de amargura, de humillación y de desprecio a sí mismo.
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Las crisálidas de John Wyndham
Lo más parecido a la decoración eran unos paneles de madera en los que habían grabado a fuego, con vocación artística, algunas citas… BENDITA SEA LA NORMA y EN LA PUREZA ESTÁ NUESTRA SALVACIÓN.
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Las crisálidas de John Wyndham
El deber y propósito de un hombre en este mundo es combatir sin tregua los males creados por la Tribulación. Por encima de todo tiene que velar por que la forma humana siga siendo fiel al patrón divino, hasta que un día se le permita reconquistar la cumbre que, como imagen de Dios, se le concedió.
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