FUEGO INTENSO de Joanna Wylde
—Sí —respondió él y rompí a reír, porque lo había dicho tan rápidamente y con tantas ganas que no había duda: estaba deseando hincarle el diente a aquel pollo. ¿Había sido una mala idea? «No hay razón para evitar mostrarse agradable con el tipo», me informó con delicadeza la señorita Cerebro Sobrio. «Aquí hay un montón de gente para vigilar tu comportamiento». «Estupendo». |