“Un paso a dos. Así debería llamarse nuestra historia. Nuestra penosa coreografía” ~ Un paso a dos de Javier Santiso. Estas palabras, que Javier Santiso pone en boca de nuestra protagonista y narradora, concentra la esencia de esta historia. La voz es la de Josephine Nivison, esposa de Edward Hopper, pintor estadounidense del siglo XX que si buscáis en internet veréis que conocéis más de un cuadro, alguno incluso portada de un libro famoso. El de esta misma portada se titula “Sol en una habitación vacía”, en el que Josephine posa, de la misma manera que lo hacía en todos sus cuadros, ya que era, además, su musa. Josephine narra su vida con Edward, o más bien su no vida. El autor la sitúa en su vejez, tras la muerte de su esposo, sola y haciendo balance de todo a lo que tuvo que renunciar para convertirse en la mujer poliédrica de Hopper –“lo dejé todo por ti, cambié los pinceles por los fogones, los lienzos por las labores”–. Ahora, se enfrenta a la soledad y rememora momentos de su vida conyugal, desde que lo conoció hasta su fallecimiento. Lo hace de manera desordenada y a veces puede parecer que reiterada pero es la manera de plasmar su sufrimiento y su arrepentimiento por no haber cumplido sus sueños o, más bien, por verse obligada a renunciar a ellos. “Todo está aquí, solo que más vacío”, explica. “Estoy más sola que antes, durante nuestra vida en común”, reconoce Josephine tras llevar al lector a lo largo de su relación con Hopper, de quien se enamoró ya de mayor, aunque él parecía tener solo vida para pintar y aun así no parecía estar satisfecho con su obra. “Solo te importaba la pintura, tu amante era ella”, explica Jo, al tiempo que plasma una relación descompensada, en la que ella tuvo que renunciar a pintar para que su marido pudiese dedicarse a su pasión. “He dormido durante una buena parte de mi vida y ahora es demasiado tarde para despertarme del todo, solo me queda lo ínfimo”, lamenta Josephine. Durante la narración, el autor deja entrever la existencia de malos tratos en la pareja –“estaba allí con las manos llenas de amapolas, de durezas, de hematomas grandes como trufas, bien escondidos bajo el maquillaje, siempre con máscara”– y la posibilidad de la separación que no llegó a producirse. “Amar es hacer libre al otro, libertario de su ida sin vida, abrir la jaula del pájaro y dejarlo marchar”. Un libro escrito de una forma muy poética y lleno de sentimientos que os recomiendo leer con calma; estoy segura de que releeré algún trozo de vez en cuando porque aunque parezca que dice siempre lo mismo, no lo dice de la misma manera y eso es lo complicado: repetir mensaje y no repetir palabras. + Leer más |