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Años de sequía de Jane Harper
“El cadáver del claro era el más fresco. Las moscas tardaron un poco más en descubrir los dos de la casa […]. Fueron las primeras en llegar al escenario y, con el calor, se agolparon satisfechas mientras la sangre aún formaba un charco negro en las baldosas y en la alfombra. […]Sólo un corazón humano latía en un radio de un kilómetro a la redonda de la granja. Por eso no hubo ninguna reacción cuando, en el interior de la vivienda, el bebé empezó a llorar.” |