Intensa e interesante obra que la autora nos presenta con ese poder evocativo y la capacidad de presentarnos excitantes historias donde sucede lo impensable, así como su forma de contárnoslas, pues en ningún momento pueden dejarnos indiferentes. Y sabemos que son poderosas y muy particulares las obras de Irene Solà, que hasta ahora ha escrito. Aquí nos presenta una casa, una masía, el Mas Clavell, en un lugar remoto de Las Guilleries en Cataluña, donde las mujeres que la habitan y sus recuerdos desfilan ante nuestros ojos entre la luz y la oscuridad, también entre la vida y la muerte, entre la realidad y las fábulas, entre violencias y ritos, que van recreando la historia de una familia altamente extraña y misteriosa y por qué no decirlo, también maldita. Potente título que ha recogido de una frase inserta en la propia novela, ya lo hizo también con su famosa Canto yo y la montaña baila, que leí y también reseñé hace un tiempo. El título, aparece en un momento bastante fuerte en la que Margarida, una de sus principales protagonistas se entera de que su marido la dejó por otra mujer. Y hablemos también de leyendas y del folclore catalán presente en la novela, ya que la autora se interesa por los sucesos que se contaban en la geografía de Les Guilleries, así como también, por las recetas de cocina, parece que de la edad media y renacentistas, que expone con detenimiento. Además de las historietas que nos va relatando, va introduciendo leyendas sobre bandoleros, alcahuetas o brujas y otros sucesos que animan esta casa y este paisaje con la terminología propia del territorio así como este bosque animado al que la autora conoce muy bien, como lo refleja en la nota final bibliográfica que aparece en el libro. No cabe duda que en esa casa, la saga familiar está protagonizada por mujeres atravesando un gran período temporal donde encontramos la paz y la guerra, los pactos y las enfermedades, los matrimonios y el erotismo, los deseos y también la muerte y aunque todo se ordena en un solo día desde la madrugada, mañana, mediodía, tarde, atardecer y hasta la noche, la evocación contiene siglos de recuerdos. Y vaya recuerdos. Así nos encontramos con Joana y sus recuerdos, inaugurándose con ella una muy particular descendencia muy especial, porque Joana hizo un pacto para encontrar marido. Y de aquí deriva lo demás. Tenemos también la vida y recuerdos de Bernardeta y a esta le faltan las pestañas pero sí puede ver el futuro, Margarida que nació con un corazón de tres cuartos, también tenemos a Blanca, no habla porque no tiene lengua, y otras mujeres especiales con historias osadas y fuertemente peculiares. Y todo ello sin olvidarnos de la riqueza expresiva y de su dominio del ritmo en la obra, ni tampoco del humor así como de su capacidad de evocación para presentarnos rasgos también escatológicos y una fuerte animalización de cada uno de los personajes. Y todo ello nos deja un resultado final único y también seductor. Aunque he de decir que los rincones y presencias oscuras siempre presentes por las que caminamos, a veces nos extrañan, aunque las acogemos, precisamente, por su extrañeza y misterio. Y por el trabajo de esta autora que nos sabe guiar a través de estas sendas oscuras, seduciéndonos. En definitiva, un libro que posee fuerza en lo relatado pero en el que el tono escatológico permite hablar de heces, orines, coitos, matanzas de animales, cuerpos que repugnan, diablos, muerte y todo un mosaico de violencias y ritos sorprendentes y surrealistas que llegan a ser eficaces, excitantes y extraordinarios. Una lectura fuerte que se agarra y te sobrecoge, pero, creo que no es para cualquier momento. Atención. y dicho esto, finalizo en la oscuridad. + Leer más |