Ruido de fondo de Don DeLillo
—Resulta muy extraño. Padecemos estos miedos terribles, profundos y constantes en torno a nosotros mismos y a la gente que amamos y, sin embargo, vamos de un lado a otro, charlamos con la gente, comemos y bebemos. Nos las arreglamos para funcionar. Nuestros sentimientos son profundos y reales. ¿Acaso no deberían bastar para paralizarnos? ¿Cómo es posible que sobrevivamos a ellos, al menos durante un tiempo? Conducimos un automóvil, impartimos una clase. ¿Cómo es que nadie advierte cuán atemorizados nos hemos sentido la noche anterior o esa misma mañana? ¿Se trata de algo que todos ocultamos entre nosotros por acuerdo mutuo? ¿O quizá ocurre que compartimos el mismo secreto sin saberlo? ¿Qué llevamos el mismo disfraz?
|