La chica salvaje de Delia Owens
Lo de quedarse completamente sola era una sensación tan vasta que tenía eco.
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La chica salvaje de Delia Owens
Lo de quedarse completamente sola era una sensación tan vasta que tenía eco.
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La chica salvaje de Delia Owens
La soledad se había convertido en un apéndice natural de Kya, como un brazo.
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La chica salvaje de Delia Owens
Kya se preguntó cuándo se había empezado a utilizar la palabra celda en vez de jaula . Debió de haber algún momento en el pasado en que la humanidad reclamaría ese cambio.
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La chica salvaje de Delia Owens
- Sabes leer, Kya. Ya no habrá un tiempo en que no sepas leer. - No es solo eso -murmuró ella casi en un susurro-. Es que no sabía que las palabras pudieran contener tanto. No sabía que una frase pudiera estar tan llena. |
La chica salvaje de Delia Owens
Su padre le había dicho muchas veces que un hombre de verdad es aquel que llora sin vergüenza, lee poesía con el corazón, siente la ópera con el alma y hace lo que haga falta para defender a una mujer.
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La chica salvaje de Delia Owens
Los rostros cambian con las penurias de la vida, pero los ojos siguen siendo la ventana de lo que se fue.
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La chica salvaje de Delia Owens
Kya puso la mano en la tierra húmeda y vital, y la marisma se convirtió en su madre.
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La chica salvaje de Delia Owens
La vida la había hecho una experta en machacar los sentimientos hasta dejarlos de un tamaño almacenable.
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La chica salvaje de Delia Owens
Nadie llega a llenarse el cerebro del todo. Somos como jirafas que no usan el cuello para llegar a las hojas mas altas.
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La chica salvaje de Delia Owens
Una marisma es un espacio luminoso donde la hierba crece en el agua y el agua fluye hasta el cielo. Donde deambulan lentos arroyos que llevan al astro sol hasta el mar y donde aves de largas patas se elevan con gracia inesperada —como si no estuvieran hechas para volar— contra el graznido de un millar de níveos gansos. Entonces, en la marisma, aquí y allá, el pantano se desliza hasta profundos lodazales, oculto en pegajosos bosques. El agua de pantano es estanca y oscura al tragar la luz en su cenagosa garganta. En esos cubiles, hasta las lombrices nocturnas son diurnas. Se oyen ruidos, claro, pero, comparado con la marisma, el pantano es silencioso, pues su descomposición es celular. Allí la vida se descompone y apesta y vuelve al mantillo podrido; un regodeo turbador de muerte que engendra vida.
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La chica salvaje de Delia Owens
"A simple hope of being with someone, of actually being wanted, of being touched, had drawn her in. But there hurried gropin hands were only a taking, not a sharing or giving."
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La chica salvaje de Delia Owens
"She rubbed her fingers over the names again, which brought faces before her eyes. They blurred, but she could see them all squeezed around the table eating stew, passing cornbread, even laughing some. She was ashamed that she has forgotten their names, but now that she'd found them, she would never let them go again."
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La chica salvaje de Delia Owens
"Part of her longed to touch his hand, a strange wanting, but her fingers wouldn't do it. Instead she memorized the bluish veins on the inside of his wrist, as intricate as those sketched on the wings of wasps."
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La chica salvaje de Delia Owens
A Kya le bastaba con ser una parte de esa secuencia natural tan constante como las mareas. Estaba conectada al planeta y a su vida como lo están pocas personas. Enraizada en esa tierra. Nacida de esa madre.
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La chica salvaje de Delia Owens
Una camarilla de mujeres es el lugar más tierno y fuerte de la Tierra.
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Gregorio Samsa es un ...