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Antártida de Claire Keegan
Es tan alto como un ropero. Quiero abrirle todos los botones de la camisa y mirar adentro.
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Antártida de Claire Keegan
Era un día cálido de otoño pero el viento del atardecer ya tenía el olor del invierno.
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Cosas pequeñas como esas de Claire Keegan
Sabía que lo peor estaba por llegar. Ya podía sentir un mundo de problemas esperándolo detrás de la siguiente puerta, pero lo peor que podría haber pasado también ya estaba detrás de él; aquello no hecho, lo que podría haber sido, eso con lo que habría tenido que vivir por el resto de su vida.
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Cosas pequeñas como esas de Claire Keegan
Enseguida recuperó el control y llegó a la conclusión de que nunca se volvía a lo que había pasado; a cada uno se le daban días y oportunidades que no volvían a tenerse.
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Tres luces de Claire Keegan
—No tienes que decir nada —dice—. Recuerda siempre que no hay que hablar de más. Muchos hombres han perdido mucho solo por haber dejado pasar una oportunidad perfecta de callarse.
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Tres luces de Claire Keegan
—Sí, en esta casa no hay secretos. —Donde hay secretos —dice—, hay vergüenza, y la vergüenza es algo de lo que podemos prescindir. —Está bien —digo y respiro profundamente para no llorar. |
Cosas pequeñas como esas de Claire Keegan
¿Era posible seguir adelante a lo largo de todos los años, de décadas, de toda una vida, sin ser lo suficientemente valiente como para ir en contra de lo establecido y, sin embargo, llamarse cristiano, y enfrentarse al espejo?
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Cosas pequeñas como esas de Claire Keegan
Siempre, la Navidad sacaba lo mejor y lo peor de las personas
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Cosas pequeñas como esas de Claire Keegan
¿No era acaso agradable estar donde estabas y dejar que, por una vez, eso te recordara el pasado, a pesar del malestar, en lugar de estar siempre pendiente de la mecánica de los días y los problemas futuros, que tal vez nunca llegasen?
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Cosas pequeñas como esas de Claire Keegan
“La cabeza que lleva la corona pesa -respondió ella, riéndose.”
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Tres luces de Claire Keegan
Estoy en un punto en el que no puedo ser la que siempre soy ni convertirme en la que podría ser.
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Tres luces de Claire Keegan
Con mi madre, todo es trabajo: nosotros, la elaboración de manteca, las cenas, lavarnos y levantarnos y dejarnos listos para misa y la escuela, el destete de los terneros, la contratación de hombres para que aren y rastrillen los campos, estirar el dinero y conectar la alarma. Pero este es otro tipo de casa acá hay espacio y tiempo para pensar. Tal vez haya dinero ahorrado.
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Tres luces de Claire Keegan
Sus manos son como las manos de mi madre, pero hay algo más en ellas, algo que nunca antes sentí y que no sé cómo llamar. Me siento sin palabras, pero esta es una casa nueva y necesito palabras nuevas.
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Tres luces de Claire Keegan
No tienes que decir nada - dice- Recuerda siempre que no hay que hablar de más. Muchos hombres han perdido mucho por haber dejado pasar una oportunidad perfecta para callarse.
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Tres luces de Claire Keegan
Me quedo allí parada y miro el fuego, tratando de no llorar. Hace ya mucho que no lo hago y, al hacerlo, recuerdo que es lo peor que una podría hacer.
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Tres luces de Claire Keegan
Ahora que ya no podemos ir más allá, tenemos que volver. Tal vez la vuelta le dé algún sentido a la ida.
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Tres luces de Claire Keegan
Recuerda siempre que no hay que hablar de más. Muchos hombres han perdido mucho solo por haber dejado pasar una oportunidad perfecta de callarse.
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Tres luces de Claire Keegan
Todo se transforma en otra cosa, se convierte en alguna versión de lo que antes fue.
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Tres luces de Claire Keegan
Me pregunto cómo se las arregla cuando no estoy ahí (…). Trato de recordar otro momento en que me haya sentido así y me pongo triste porque no puedo acordarme, y feliz, también, porque no me acuerdo.
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La edad de la inocencia