Espérame en Nueva York de Caroline March
- Es difícil empezar un sueño en este sitio.- Dirigí la mirada a mi alrededor. - Sí, pero peor es no tener sueños. - Sonrió. |
Espérame en Nueva York de Caroline March
- Es difícil empezar un sueño en este sitio.- Dirigí la mirada a mi alrededor. - Sí, pero peor es no tener sueños. - Sonrió. |
Espérame en Nueva York de Caroline March
Y me sonrío como nunca me habían sonreído hasta ese momento. Su sonrisa sincera y a la vez llena de melancolía acarició mi corazón de tal forma que éste comenzó a latir desbocado.
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Búscame en tus sueños de Caroline March
Sonrió mostrando su blanca dentadura, pero a mí me recordó una sonrisa lobuna.
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Si solo una hora tuviera de Caroline March
Gabriela lo miró, vestido con un pantalón vaquero negro y una cazadora de cuero. Parecía amenazador, como el Ángel que llevaba tatuado en la espalda, pero su rostro era dulce y tranquilo. Y ella finalmente se dejó llevar, y contó lo que nunca antes había contado a nadie. Cogió su mano y dejó que él la abrazara. Entre sus brazos aspiró el aroma a cuero y comenzó a hablar, y mientras lo hacía empapó su pecho de lágrimas de dolor contenido y de culpa soportada.
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Mi alma gemela - Ganadora II Premio Digital de Caroline March
Sintiéndome observada me bebí obedientemente el té, que cada vez me gustaba más, una mezcla entre el café y algún tipo de infusión. Terminé la taza y la deposité en el centro de la mesa.
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El retrato de Alana de Caroline March
Abrí la puerta sin molestarme en contestar y salí al exterior buscando un aire que no llegaba a mis pulmones. Corrí casi sin aliento hacia la entrada posterior del castillo y cerré la puerta tras de mí apoyándome en ella, llorando de forma desconsolada.
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Palabras que caen como la lluvia de Caroline March
-¿He llorado, Sergio? -Sí. -No quería llorar. Me miró un instante a los ojos con inconmensurable cariño y me dijo: -Para volver a sonreír, primero hay que llorar todas las lágrimas que llevamos dentro. |
Palabras que caen como la lluvia de Caroline March
-¿Atento? - inquirió elevando la voz. -Completamente - afirmó Sergio con seriedad. -Ámala fuerte. -¿Ámala fuerte? -Sí, ámala tan fuerte que no quede ningún resquicio o grieta por el que pueda escaparse ese amor. Ámala cuando no te mire, porque ansiará que tú sí la mires. Ámala cuando se enfade, cuando grite, porque significará que no querrá que veas sus lágrimas. Ámala cuando se esconda del mundo, porque sólo te tendrá a ti para defenderse. Ámala siempre, sin fisuras, sin pausas y sin descansos para tomar aliento. Ámala cuando no espere nada, porque siempre estará esperándolo todo. Ámala fuerte, ¿lo entiendes ahora? -Lo entiendo a la perfección - contestó Sergio con voz enronquecida. -Tengo una pregunta. -Lánzala. -Y si ella no me ama fuerte, ¿qué hago? -¿Es que todavía no te has dado cuenta de que todos los hombres que han pasado por su vida lamentan haberla perdido? Hazte una idea de cómo ama ella y no seas tan tonto como para perderla también. |
Palabras que caen como la lluvia de Caroline March
Con el paso de los años aprendí que podíamos separarlo recuerdos en grados, guardarlos en la mente y elegir el momento en el que queríamos que salieron a la luz. Yo había elegido mantener tres compartimentos cerrados en mi interior: mi propio corazón, para protegerlo; mi infancia, por el dolor que rememorarla producía, y el surf, porque, como bien dijo Harold Shelby en una entrevista: .
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Palabras que caen como la lluvia de Caroline March
-¿Qué canción crees que le corresponde al libro que te presté? -soltó de pronto. -No lo sé -respondí meditándolo, y mi vista se quedó sobre el libro que él había escrito años atrás: El debate de dos almas-. ¿Cuál es la de tu libro? -Piano Man, de Billy Joel. -No tiene que ver con la filosofía. -Te equivocas: en un bar, a medianoche, hay más filosofía que borrachos -afirmó sonriendo -. Encuéntrale una canción, todos los libros tienen una, todos los momentos de la vida también, porque ya todo está contado, solo tenemos que atrapar las palabras y ordenarlas para que conformen nuestra propia historia. |
24 besos de Caroline March
Un hombre jamás olvida el olor de la mujer que ama. Tú olías a sol, a salitre, a flores frescas, a libertad. Recuerdo cada aroma y el tacto de tu piel. Cada curva, cada valle, cada recoveco. Jamás olvidé el momento en el que creía alcanzar el cierlo
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24 besos de Caroline March
-Alex, nunca lo entenderás, ¿verdad? -¿El qué? -Eres demasiado. -¿Demasiado? -Sí. Demasiado. |
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24 besos de Caroline March
Más tarde me di cuenta de que la vida es una traidora que permanece agazapada para asestar el golpe que hará que toda tu existencia se tambalee definitivamente
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Espérame en Nueva York de Caroline March
Y aquella primera noche comprendí que por fin la chica cobarde se había convertido en una chica valiente. Comprendí que a veces, cuando no tienes nada, lo tienes todo.
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Espérame en Nueva York de Caroline March
—Niña, hay algo que no has entendido: lo que no se busca se encuentra y lo que se busca te esquiva toda la vida.
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Espérame en Nueva York de Caroline March
—Sí, tú siempre intentabas agradar a los demás, te olvidabas de lo que tú eres para convertirte en la persona que ellos querían que fueras.
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Gregorio Samsa es un ...