Bridget Collins nos sorprende gratamente con una historia para adultos, un público diferente al que está acostumbrada a dirigirse tras once novelas, muy original en la que los libros y los encuadernadores son sus protagonistas.
Con ciertos toques de fantasía, giros sorpresivos y envuelta en un aura mística, la autora, logra mantener el interés del lector en la trama pese a que los personajes son más bien planos y se encuentran poco trabajados, lo que se traduce en una ausencia de empatía por ellos. Del mismo modo, se puede contemplar la novela como un conjunto de vicisitudes que Emmett debe superar al más puro estilo de los cuentos.
La esmerada narrativa de la autora, rica, cuidada y fluida, así como las detalladas descripciones lleva a descubrir unos ambientes muy reales de una época indefinida, aunque cabe destacar que, en ocasiones son poco relevantes en ciertos momentos dado que sobrepasan a las acciones haciendo más denso el libro.
La historia está plagada de altibajos llegando al punto de la linealidad en diversas ocasiones, principalmente en el primer tercio del libro en donde el lector conocerá a los personajes y la situación en la que se hallan. Si bien la trama no tiene un culmen, y lo predecible reina a partir de un punto en la lectura, el misterio y la intriga que la rodea incita a continuar con la lectura y conocer con más detalle sobre la confección de los libros y el oficio de encuadernador, incluso hasta de los más perversos usos que se les dan al guardar en ellos los secretos.
A partir de la narración contada desde el punto de vista de Emmett, en las dos primeras partes y Lucien, en la tercera, se puede vislumbrar cómo los saltos narrativos se justifican para dar mayor originalidad a la historia y crear mayor expectativa. A pesar de ello, debo confesar que este recurso empleado no me ha llegado a satisfacer demasiado dado que, en mi opinión, cambia por completo el rumbo de la novela, la historia central se pierde, y los personajes cambian aparentemente de personalidad.
Destacar que la historia se encuentra llena de metáforas relacionadas con la memoria, el pasado, los vínculos, los errores, el valor de los recuerdos o la moralidad que consiguen una profunda reflexión en el lector.
En mi opinión, la idea que impregna la trama de "El encuadernador" es muy original y diferente a todo lo que se ha escrito hasta el momento, aspecto que es de agradecer entre la multitud de libros que se publican actualmente con premisas similares, sin embargo, la autora no ha sabido explotarlo en su totalidad. Considero que ha querido abarcar demasiado, dejando los aspectos más interesantes, como la misión u oficio del encuadernador, en un segundo plano y dejando al lector con un sentimiento de vacío a pesar de que el enfoque sorprendente. Es por ello que se debería haber enfocado en una sola idea y reducir páginas de esta novela, considerando, convertirla en una bilogía. Algo que no descarto debido a su final semiabierto.
A pesar de todo lo descrito, es un libro que he disfrutado y me ha sorprendido considerablemente debido a su innovación y la temática que lo envuelve.
Es de agradecer la bellísima presentación del libro, una encuadernación extraordinaria, muy elegante y cuidada acorde sin duda con la temática. Encuadernación que sin duda provoca un mayor interés del lector.
En conclusión, "El Encuadernador" es una historia llena de drama, magia, amor prohibido, secretos y oscuridad contada de forma maravillosa y con una premisa sorprendente con la que el lector no se sentirá decepcionado.
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