Los seis círculos de San Petersburgo es un thriller político, enfocado en los intereses económicos en torno a Rusia y sus relaciones, presentes y pasadas, con el resto del mundo. Nos traslada a un pasado muy cercano, ya que sitúa la acción un poco después de la anexión de Crimea por parte de Rusia, con todas las tensiones políticas y sociales que eso conllevó (y conlleva). Comienza como comienzan los buenos thrillers, con un asesinato y con la figura de un personaje muy poderoso del gobierno ruso. El poder sobre el control de la energía, o, mejor dicho, las fuentes naturales de energía, sirven de excusa a la autora para darnos un paseo por Rusia, su cultura, su sociedad, su historia, su literatura, su arte; en resumen, lo bueno y lo malo de ese país tan fascinante y con tanto peso.
Me he encontrado dos libros muy distintos dentro de esta novela: por un lado, el fascinante thriller construido poco a poco que ha conseguido engancharme, dándome lo justo para querer seguir avanzando en la trama, tanto para saber qué le iba a ocurrir a los personajes (otro de los puntos interesantes, para mí, de esta lectura) como para averiguar el camino que tomaban los acontecimientos; por otro lado, Rusia.
Distingo estos dos libros porque soy capaz de hacer dos lecturas muy diferentes de esta novela, según me centre en uno o en otro. Si fijo mis miras en el thriller, y quito toda la «paja» que la autora ha decidido incluir en la narración y que poco, o nada, ayuda a la fluidez de la lectura, ha sido interesante: intrigas políticas, oligopolios, poder, dinero, sexo, luchas, mentiras, muerte, asesinatos, encuentros, descubrimientos, engaños... todo al servicio de una buena lectura de este tipo. Los seis círculos de San Petersburgo deben leerse uno a uno para ir pasando por todo. Me gusta este tipo de lecturas donde tengo que ir descubriendo lo que el autor quiere mostrarme.
El problema con esta lectura lo he tenido en el contenido añadido que la autora ha querido incluir. Entiendo su motivación: dejar claro que Rusia, y más en concreto San Petersburgo, es una parte muy importante de esta novela. Normalmente, la ambientación no me molesta; la excesiva descripción me gusta, si está bien encajada en el texto y fluye con la acción; me gusta aprender cuando leo así que todo apunte a la historia, la literatura, la gastronomía o la sociedad, en general, es bienvenido. No obstante, en este libro, he tenido demasiadas veces la sensación de que esos «apuntes» eran forzados, estaban fuera de lugar, y solo conseguían desviar mi atención del hilo central de la historia.
¿Os parecería raro si os dijera que esta novela de casi seiscientas páginas podría ser reducida a un tercio sin perder nada de su historia? Esta ha sido mi sensación mientras leía, y me da un poco de rabia compartir con vosotros esto porque el argumento, la trama e, incluso, esos personajes más novelescos que reales, me han gustado, y mucho.
Si centro mi atención en los personajes, pocas críticas puedo tener, más allá de que algunas de sus pasiones están demasiado «estandarizadas» pero, por otro lado, es lo que justifica que la acción se vaya precipitando por donde la autora quiere que discurra.
En resumen, un buen thriller al que le sobra información que nos pone en la mesa un tema tan actual como es el control de las fuentes naturales de energía, el uso que hacen los países de todo esto y cómo el dinero mueve el mundo. Da que pensar, la verdad. Además, nos recuerda que somos pequeños peones en el tablero de unos pocos.
+ Leer más