El canto del grajo de Ana Isabel Fernández
No hay cadenas más resistentes que las forjadas por el miedo.
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El canto del grajo de Ana Isabel Fernández
No hay cadenas más resistentes que las forjadas por el miedo.
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El canto del grajo de Ana Isabel Fernández
Nadie huye de la postrimera despedida de un ser querido; solo los culpables o los débiles rompen la fila para desertar del dolor. Dicen que un hombre se mide por sus pensamientos, por sus caídas y superaciones; incluso por el pulso que echa a la vida. Pero nunca se recuerdan por su cobardía. Dicen que un hombre se mide por sus pasos o por sus fracasos, pero nunca por su traición.
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El canto del grajo de Ana Isabel Fernández
No me interesa el placer del cuerpo, sino el de la mente. El juego mental de no entender y de no saber qué esperar de mí. Mi éxtasis culmina con tu miedo, porque nunca serás capaz de adivinar hasta donde estoy dispuesto a llegar.
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Ana Isabel Fernández
En cambio, el sargento Casado está en sus siete gozos. Hace mucho que no se desmelena en la carretera. En estos últimos días, ha resucitado el Cherokee.
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Ana Isabel Fernández
Debo acostumbrarme a los besos maternales, porque el amor expiró para siempre en mis labios. Ahora... tú eres mi único guardián.
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¿En que trabaja Kote?