Eugenio Oneguin de Alexander Pushkin
Es tan penoso ... concebir la vida como un rito, yendo en pos de la ufana muchedumbre sin compartir con ella nunca sus opiniones ni pasiones |
Eugenio Oneguin de Alexander Pushkin
Es tan penoso ... concebir la vida como un rito, yendo en pos de la ufana muchedumbre sin compartir con ella nunca sus opiniones ni pasiones |
Eugenio Oneguin de Alexander Pushkin
Es tan lamentable sentir que nuestra juventud inútil fue, que a cada paso la engañábamos y que ella también llegó a engañarnos, que nuestros sueños más lozanos se disiparon |
Eugenio Oneguin de Alexander Pushkin
¿Quién es aquel hombre que permanece taciturno entre esa gente distinguida? Se muestra extraño a los presentes. Los mira cual si se tratara de una turba de fantasmas. ¿Qué se expresa en su rostro? ¿Revela spleen o ufanía? |
Eugenio Oneguin de Alexander Pushkin
¡Adiós, mi libertad! ¿A dónde me voy y para qué? ¿Qué busco? ¿Qué me reserva el destino? |
Eugenio Oneguin de Alexander Pushkin
Y ella empieza poco a poco a comprender mejor al hombre por el que sigue suspirando: un tipo triste y extravagante, más peligroso. ¿Es un ángel o un engendro del infierno? |
Eugenio Oneguin de Alexander Pushkin
¡Ay, es así! Un frío olvidó es lo que nos espera a todos bajo la tumba. |
Eugenio Oneguin de Alexander Pushkin
Venían, al caer la noche, aquí dos jóvenes y, unidas en un abrazo, sollozaba junto a la tumba, iluminadas por el nocturno astro. Y hoy ... Reposa el triste monumento en el olvido. Se ha perdido entre la hierba el sendero que a él conduce |
Eugenio Oneguin de Alexander Pushkin
Otros deseos, otras penas van despertando en mi alma. Ya no me hago ilusiones de los deseos; siento, empero, nostalgia por mis viejas penas |
Eugenio Oneguin de Alexander Pushkin
Sabía hacer que dos amigos se pelearan entre sí y en la barrera se enfrentaran, o hacer que se reconciliaran para almorzar después con ellos y al otro día difamarlos contando chistes y mentiras |
Eugenio Oneguin de Alexander Pushkin
Eugenio siempre ha detestado las lágrimas de las mujeres y los desmayos que de sobra había visto en su vida |
Eugenio Oneguin de Alexander Pushkin
Horribles monstruos; uno tiene morro de can y cornamenta; ostenta otro una testa de gallo; aquí, un esqueleto ufano, tieso y arrogante; allí, un gnomo con su rabo; allá, al lado de una bruja, un semigato, semigrulla |
Eugenio Oneguin de Alexander Pushkin
Tu voz ha tiempo como un eco en mi alma hondo resonaba. ¡No fue un sueño! El corazón me dió un vuelco cuando entraste |
Eugenio Oneguin de Alexander Pushkin
La voluntad divina quiso que yo a ti perteneciera hasta la tumba; fue mi vida preludio del encuentro nuestro; tú eres mi guardián, enviado a mí por Dios |
Eugenio Oneguin de Alexander Pushkin
Y el amante enceguecido, dejaba que le engañaran, buscando efímeros deleites |
Eugenio Oneguin de Alexander Pushkin
Mujeres hay inaccesibles y gélidas como el invierno, insobornables e implacables; ellas no inspiran el amor, sino, al contrario, lo espantan |
Eugenio Oneguin de Alexander Pushkin
La fantasía del lord Byron ha hecho ingeniosamente del egoísmo impenitente un lúgubre romanticismo |
Eugenio Oneguin de Alexander Pushkin
La juventud es impulsiva y nada oculta, proclamando de buen talante su alegría, su amor, su odio, su tristeza y pena a los cuatro vientos |
Eugenio Oneguin de Alexander Pushkin
Estúpido sería desvanecer sus ilusiones; vendrá un día en que él mismo se desengañará; que viva creyendo aún que nuestro mundo perfecto es; le perdonamos este delirio juvenil |
Eugenio Oneguin de Alexander Pushkin
Muy de temprano el sincero amor al bien, la indignación e inmensas ansias de gloria le hicieron ya hervir la sangre |
Eugenio Oneguin de Alexander Pushkin
Aquel que vive razonando termina por sentir desprecio en su alma hacia los humanos |
¿Cuál es el órgano que trasplantan a Cora?