Cien años de soledad de Gabriel García Márquez
“El tiempo aplacó su propósito atolondrado, pero agravó su sentimiento de frustración”
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Cien años de soledad de Gabriel García Márquez
“El tiempo aplacó su propósito atolondrado, pero agravó su sentimiento de frustración”
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Cien años de soledad de Gabriel García Márquez
La laboriosidad de Úrsula andaba a la par con la de su marido. Activa, menuda, severa, aquella mujer de nervios inquebrantables, a quien en ningún momento de su vida se la oyó cantar, parecía estar en todas partes desde el amanecer hasta muy entrada la noche, siempre perseguida por el suave susurro de sus pollerines de olán. Gracias a ella, los pisos de tierra golpeada, los muros de barro sin encalar, los rústicos muebles de madera construidos por ellos mismos estaban siempre limpios, y los viejos arcones donde se guardaba la ropa exhalaban un tibio olor de albahaca.
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Del amor y otros demonios de Gabriel García Márquez
Prefiero estar muerta a seguir muriéndome en este encierro.
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Del amor y otros demonios de Gabriel García Márquez
Con el gozo nuevo de que la amaba como nunca había amado en este mundo.
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Del amor y otros demonios de Gabriel García Márquez
Esperó en vano que en un raro instante de piedad se volviera a mirarlo.
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Del amor y otros demonios de Gabriel García Márquez
La incredulidad resiste más que la fe, porque se sustenta de los sentidos.
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Del amor y otros demonios de Gabriel García Márquez
Sin embargo, lo más notable era la pureza de sus ojos, solo comprensible por algún privilegio del alma.
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Del amor y otros demonios de Gabriel García Márquez
Ella le preguntó por esos días si era verdad, como decían las canciones, que el amor lo podía todo. «Es verdad», le contestó él, «pero harás bien en no creerlo». |
Del amor y otros demonios de Gabriel García Márquez
Lo intentó casi todo, menos preguntarse si aquel era el modo de hacerla feliz.
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Del amor y otros demonios de Gabriel García Márquez
Cuanto más transparente es la escritura más se ve la poesía.
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Del amor y otros demonios de Gabriel García Márquez
Y había que conocerla demasiado para descubrir que ninguna respuesta era verdad.
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Del amor y otros demonios de Gabriel García Márquez
[...] y aun contra sus deseos tuvieron que conversar otra vez sobre asuntos que les eran comunes, como en los tiempos en que se odiaban menos.
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Del amor y otros demonios de Gabriel García Márquez
Su modo de ser era tan sigiloso que parecía una criatura invisible.
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Ojos de perro azul de Gabriel García Márquez
El hombre la miró con una ternura densa y triste... No la miró para escucharla; apenas para verla, para saber que estaba ahí, esperando una mirada que no tenía por qué ser de protección o de solidaridad. Apenas una mirada de juguete.
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Ojos de perro azul de Gabriel García Márquez
Como si se hubiera disuelto en su soledad y hubiera perdido, aunque se le estuviera viendo, la facultad natural de estar presente.
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Ojos de perro azul de Gabriel García Márquez
Quizá nos dolió anticipadamente su seriedad inexpresiva, su oscuro y voluntarioso vivir arrinconado.
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Cien años de soledad de Gabriel García Márquez
Se llamaba Pilar Ternera. Habia formado parte del éxodo que culmino con la fundación de Macondo arrastrada por su familia para separarla del hombre que la violo a los catorce años y siguió amandola hasta los veintidos
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¿Con qué frase empieza esta novela?