Muerte y filosofía de Filco
[...] la felicidad de toda una humanidad no justificaría el dolor de un solo ser.
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Muerte y filosofía de Filco
[...] la felicidad de toda una humanidad no justificaría el dolor de un solo ser.
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Muerte y filosofía de Filco
Michelstaedter explica que queremos estar permanentemente ocupados con el futuro porque necesitamos huir de nosotros mismos, del presente.
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Muerte y filosofía de Filco
[...] somos el saldo arrojado por el suicidio de Dios, quien ni siquiera, aun contando con la omnipotencia, logró soportar el puro Ser.
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Muerte y filosofía de Filco
Nos encontramos fatalmente heridos por la doble cara del no-ser: por nuestra conciencia cierta de la muerte (y por tanto, por el miedo que nos inspira el fin de nuestro fenómeno individual), pero, a la vez, encontramos consuelo en virtud de una oscura tendencia hacia el no-ser.
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El suicida es el apátrida por excelencia, quien no solo ha decidido salir de la vida, sino quien, una vez muerto, es expulsado para siempre de ella y de sus dominios.
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Es decir, la lógica de la vida nos es dada de antemano, pero ¿hay que vivir?
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Muerte y filosofía de Filco
¿Pueden nuestras ilusiones y esperanzas -aquello que nos invita a perseverar en la existencia- convertirse en el motivo que nos empuje a no querer vivir? ¿Cómo transita aquel deseo de vida hacia un apremiante deseo de muerte?
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El alma del melancólico se atormenta así por la falta de sentido, por la carencia de un afuera al que hacer referencia y al que poder acudir en busca no ya de consuelo, sino de salida de un yo trastornado, anquilosado en el sí mismo. La vaciedad se apodera del interior. La perdición o la salvación carecen de significado. Nada, en absoluto, resulta motivo suficiente para aquietar el ánimo, y entonces aparecen los quebrantos físicos, la somatización que acompaña, como desagradable compañero de viaje, a los síntomas melancólicos.
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El individuo melancólico se caracteriza por una exacerbada conciencia de la realidad, que se le antoja como un permanente fracaso: un exceso de sensibilidad que ya Séneca describió como un "mal que nos roe" y que se adueña de nuestro fuero interno. "Nos encontramos sin fuerzas para soportar nada, incapaces de sufrir el dolor, impotentes para gozar el placer, impacientes de todo. Cuántas gentes llaman a la muerte -prosigue Séneca-, cuando, después de haber ensayado todos los cambios, se encuentran con que vuelven a las mismas sensaciones, sin poder experimentar ninguna nueva".
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Muerte y filosofía de Filco
No hay nada concreto con que podamos identificar la muerte, pues al no tener experiencia de ella no podemos saber lo que es. Es una amenaza omniabarcante porque acecha desde todos los ángulos.
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Muerte y filosofía de Filco
La voluntad de vivir está antes de la voluntad de morir, y la vida es querida demoníacamente, así como la muerte es temida demoníacamente. [...] El ser humano (a diferencia del resto de animales) conoce la muerte, y sabe qué significado tiene [...] Así, la muerte se odia con toda el alma, y basta con mencionarla para que el corazón de la mayoría se estremezca angustiosamente, y el temor a la muerte se convierta en angustia moral y desesperación, cuando los hombres miran fijamente a los ojos de la muerte; en cambio, la vida es amada con pasión.
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La promesa de una existencia eterna es la muerte en vida, según Nietzsche; por el contrario, la vida concebida como un único instante se convierte, paradójicamente, en el símbolo del círculo eterno.
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Así, el más terrorífico de los males, la muerte, no es nada en relación a nosotros, porque, cuando nosotros somos, la muerte no está presente, y cuando la muerte está presente, nosotros no somos más. Ella no está, pues, en relación ni con los vivos ni con los muertos, porque para unos no es, y los otros ya no son.
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Muerte y filosofía de Filco
[...], aprender a morir no es sino aprender a vivir, a vivir bien, incluso sabiendo que la vida es limitada y finita. La afirmación de la muerte, de forma paradójica, se transforma al mismo tiempo en la afirmación de la existencia.
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