Muerte y filosofía de Filco
El individuo melancólico se caracteriza por una exacerbada conciencia de la realidad, que se le antoja como un permanente fracaso: un exceso de sensibilidad que ya Séneca describió como un "mal que nos roe" y que se adueña de nuestro fuero interno. "Nos encontramos sin fuerzas para soportar nada, incapaces de sufrir el dolor, impotentes para gozar el placer, impacientes de todo. Cuántas gentes llaman a la muerte -prosigue Séneca-, cuando, después de haber ensayado todos los cambios, se encuentran con que vuelven a las mismas sensaciones, sin poder experimentar ninguna nueva".
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