…Mi hermana . Como una flor improbable, crecida en un pequeño terrón pegado a la roca. De ella aprendí la resistencia.(…). Nos salvamos con la complicidad.
|
…Mi hermana . Como una flor improbable, crecida en un pequeño terrón pegado a la roca. De ella aprendí la resistencia.(…). Nos salvamos con la complicidad.
|
Me quedaba huérfana de dos madres vivas. Una me había dado con su leche aún en mi lengua, la otra me había devuelto a los trece años. Era hija de separaciones, parentelas falsas o calladas, distancias. Ya no sabía de quién provenía. En el fondo tampoco lo sé ahora.
|
Desde que fui restituida, la palabra mamá estaba agazapada en mi garganta como un sapo que no saltaba fuera.
|
–No tienes culpa si dices la verdad. Es la verdad lo equivocado.
|
En la almohada me espera cada noche el mismo grupo de fantasmas, oscuros terrores.
|
Me quedaba huérfana de dos madres vivas. Una me había dado con su leche aún en mi lengua, la otra me había devuelto a los trece años. Era hija de separaciones, parentelas falsas o calladas, distancias. Ya no sabía de quién provenía. En el fondo tampoco lo sé ahora.
|
Con el tiempo perdí también aquella idea confusa de normalidad y hoy ignoro de verdad qué lugar es una madre. Me falta como puede faltarme la salud, un cobijo, una certeza. Es un vacío persistente, que conozco pero no supero. Me da vueltas la cabeza si miro dentro. Un paisaje desolado que de noche me quita el sueño y fabrica pesadillas en el poco que me deja. La única madre que nunca he perdido es la de mis miedos.
|
–A mi madre de la ciudad. –Esa no es tu madre. –A mi tía entonces –precisé nerviosa. –Sí, es prima segunda de nuestro padre. En realidad el primo es su marido, el que te ha traído, el carabinero. Pero es ella la que tiene dinero, ella se encarga de ti. |
Querida mamá o querida tía: Ya no sé cómo llamarte, pero quiero volver contigo. Yo en el pueblo no estoy bien y no es verdad que vuestros primos me esperaran, al contrario, me han recibido como una desgracia y soy un estorbo para todos, aparte de otra boca que alimentar. |
–Y bien, ¿por qué has vuelto aquí? –insistió Vincenzo, señalando en torno suyo con un gesto rojo. –No fui yo quien lo decidió. Mi madre dijo que ya era mayor y que mis verdaderos padres me querían de vuelta. |
Manolito ...