Mi planta de naranja lima

Hoy vengo con el corazoncito tocado por esta novela. Cuesta recuperarse de ella. Es dura. Es cruel. Y lo peor, es la vida. Es real.

Zezé, vive en un barrio pobre en el Brasil de mediados del siglo pasado. Vive a caballo de su imaginativo mundo infantil y la problemática de una familia numerosa, que vive en la miseria, el paro y el hambre. Minguinho, una planta de naranja lima, es su escape y amigo, en el que vuelca todas sus emociones, ilusiones y esperanzas. Una planta que crece con él, que camina a su lado hacia la vida adulta, hacia el duro despertar a una madurez impuesta. Mi planta de naranja lima es un canto a la infancia, a la dulzura e inocencia de los niños, y a la crueldad que se ceba con ellos en determinadas circunstancias en que su idílico mundo infantil se mezcla con el complicado mundo adulto.

Temas muy duros se esconden tras la mirada de los ojos de Zezé, la miseria, el maltrato infantil, la violencia injustificada, el dolor. No vayáis sin armadura a esta novela, os hará daño, os meterá el dedo en el corazón y os lo retorcerá.

Es una novela muy cortita, narrada en primera persona, y donde el autor recrea sus recuerdos de infancia en el barrio carioca de Bangú. Se ha convertido con los años, en el mayor exponente de la literatura brasileña contemporánea. He visto que tiene segunda parte, para quien quiera seguir la historia de Zezé, llamada Vamos a calentar el sol, puede que me aventure con ella en un futuro, pero primero dejadme tomar un poco de aire.