Una historia crepuscular

Stefan Zweig es uno de esos autores que siempre había observado con distancia, ya sea en las estanterías de las librerías o en las diferentes reseñas de Instagram. Esa distancia implicaba un mínimo de curiosidad que siempre se solucionaba con un ≪algún día lo leeré≫.

Una historia crepuscular es una bella narración sobre la aparición fortuita del deseo en un joven inglés de buena familia, un deseo que hace desfallecer al propio lenguaje, siendo quizá este uno de los puntos fuertes del libro, pero también uno de los débiles.

Para mí la historia pasa a un segundo plano para dar protagonismo a las descripciones. Unas descripciones precisas pero escritas de una manera tan evocadora, tan henchidas de pasión que se hace complicado valorar precisamente si la “veracidad” de lo narrado es suficiente para convencer al lector de que está ante algo más que una piedra preciosa.

Como punto negativo, a mí personalmente me cuesta entrar en historias donde los sentimientos se transmiten de una forma tan exaltada y edulcorada. Sí que es cierto que construir una historia convincente y al mismo tiempo escrita con calidad es muy complicado de conseguir en menos de sesenta páginas y creo que ahí reside el talento del escritor.

Así, debo decir que las primeras páginas en las que el narrador evoca los primeros pasos de la historia son para mí el punto más brillante de la obra. Pocas veces la enumeración de los momentos en los que la oscuridad entra en una habitación me resultaron tan sugerentes.

Es aún muy pronto para valorar si la escritura de Zweig entrará en mi canon particular, gracias a vuestras recomendaciones sé que tengo que darles una oportunidad a Carta de una desconocida, Novela de ajedrez y Mendel el de los libros; así que todavía me queda mucho por descubrir.

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