Esta es una de las cosas que adoro de la lectura, esa capacidad que tienen los libros de conectar con el lector y provocarnos sentimientos que creíamos tener en reposo. Siempre que hablo de mi madre siento cómo se me forma un nudo en el estómago. Para mí, mi madre no es tan solo la persona que me dio la vida, sino también mi mejor amiga. Me siento muy afortunada de que tengamos un vínculo tan estrecho y cada vez que pienso en que algún día ella ya no estará ahí, me desmorono. «Lágrimas en H Mart» es una historia de amor y superación. Michelle Zauner, líder del grupo Japanese Breakfast, nos cuenta lo que supuso para ella la pérdida de su madre, que murió de cáncer. Conocemos cómo fue su infancia y su vida al ser hija de padre estadounidense y madre coreana; la acompañamos en los momentos más importantes de su vida, y nos hace partícipes de la relación que tenía con sus padres y de cómo vivió la enfermedad de su madre. No sé si es porque Michelle escribió este libro desde las entrañas, pero empaticé muchísimo con ella. Cuando su madre enfermó, lo que más le pesó fue el no haber sido la hija perfecta, y creo que no hay sentimiento más humano que ese. Durante su adolescencia, Michelle tuvo una relación bastante complicada con su madre, pero a medida que fue madurando, empezó a valorarla más. Esta mujer fue toda una luchadora y no lo digo solo por el tema de la enfermedad. Empezó una nueva vida en Estados Unidos junto a su marido y su hija, pero alejada de su familia, que se quedó en Corea del Sur. Como persona adulta e inmigrante, tener que enfrentarte a una cultura diferente y aprender una lengua nueva es durísimo. Pero se negó a perder sus raíces y, aunque le costó, quiso que su hija tampoco se olvidase de que, además de estadounidense, ella también es coreana. Michelle nunca aprendió a hablar coreano con fluidez, pero su madre consiguió afianzar ese vínculo a través de la comida. Parece una tontería, pero la comida es algo superimportante en la cultura coreana y la vida social siempre gira en torno a una mesa repleta de «banchan». Además, Michelle valoraba tanto esos ratitos comiendo con su madre, que tras su muerte utilizó la cocina como terapia. No lean este libro con hambre, quien avisa no es traidor. En definitiva, este libro me encantó. Conecté mucho con la historia de Michelle y la verdad que, para ser su primer libro, está escrito (y traducido) de una forma exquisita. Me enganchó de principio a fin y también me destrozó por el tema tan delicado que trata. Léanlo, es una maravilla. + Leer más |