Y la desesperación era, para mí, la forma más mediocre con que podía afrontarse la derrota cotidiana de levantarse de la cama y ponerse en marcha para nada.
|
Y la desesperación era, para mí, la forma más mediocre con que podía afrontarse la derrota cotidiana de levantarse de la cama y ponerse en marcha para nada.
|
La proximidad que causa el amor podía llevarnos a esconder cómo éramos en realidad, a omitir miedos rastreros y turbios deseos que podían resultar incompatibles con la convivencia. Callábamos para seguir siendo afines, y más obligado y profundo se hacía el silencio cuanto más grande era el amor y más intensa la relación.
|
[...], cuando me asaltaban unas ganas enormes de llegar a la conclusión de que estábamos solos en este mundo, y que hablar, hacer el amor o vivir con otra persona eran sofisticadas maneras de no decirse nada, pues no había nada que decir.
|
Pero al mismo tiempo me era imposible evitar una añoranza espantosa: la de lo que en otro lugar, de haber sido todo distinto, habría podido suceder.
|
¿Por qué motivo, siendo tan mínimos, éramos tan resistentes? Sobrevivir es una actividad soterrada, avara y silenciosa.
|
La vida es, decididamente, un autobús repleto de horrorizados pasajeros.
|
El silencio sólo tiene interés si nos afecta de alguna manera, sea real o imaginario. Y un libro sobre el silencio, a fin de cuentas, no podía ser otra cosa que la narración desordenada de cómo lo viven las personas.
|
Aquello bastó para que se abriera uno de esos imprevisibles abismos cotidianos, tan agobiantes y poéticos. Nuestros pies casi se tocaban, pero el espacio que mediaba entre nosotros se fue ensanchando hasta formar un valle inmenso lleno de bosques, con un río amplio y caudaloso en su fondo sin barcas ni puentes que lo cruzaran, y una brisa que removía el peso de los muchos siglos allí depositados.
|
¿Qué resulta más irritante para nuestros nervios: el ruido o su carencia?
|
La edad de la inocencia