Formas de volver a casa

Otro regalo que decide concedernos Zambra pese a nuestra mediocridad.
Sin embargo él no conoce esa palabra en su literatura, y el regalo es de esos impagables, de esos que te conmueven por no sentirte merecedora de algo tan valioso (no tanto en lo material, sino en el trasfondo de ese regalo).

En mi vereda cronológica de lecturas de Zambra, Formas de volver a casa se siente más maduro que Bonsái y que La vida privada de los árboles, pero con la delicadeza y humor que se hallan también en esos dos primeros relatos. También el concepto detrás de Formas de volver a casa es más complejo. Aquí no sólo se habla de amor y familia, como se hacía en Bonsái y La vida privada de los árboles respectivamente. Se habla de metaliteratura, como en aquéllos dos, pero aquí se centra en la creación del relato. Y sobre todo, se habla de la dictadura chilena y cómo eso afecta a las vidas de sus ciudadanos. Se habla de la pérdida: del amor, de la familia como epicentro protector de la subsistencia, de la que causa un terremoto, de la que causa la dictadura, de las partes que se pierden de uno mismo al escribir.
Y todo esto vuelve a condensarse en poco más de 150 páginas, algo que me fascina, algo que yo no sabría hacer: condensar sin perder la magia, creando una belleza triste.

Seguiré mi ruta de Zambras hasta llegar a Poeta chileno, y sinceramente, no veo el momento de poder continuar.