—Nadie —susurré, con mis labios temblando de emoción— me ha hecho sentir nunca la persona que quería ser hasta que llegaste tú. Me haces sentir hermosa, Nate. Hasta el final. Nadie más me ha dado nunca eso. Nadie. |
—Nadie —susurré, con mis labios temblando de emoción— me ha hecho sentir nunca la persona que quería ser hasta que llegaste tú. Me haces sentir hermosa, Nate. Hasta el final. Nadie más me ha dado nunca eso. Nadie. |
—Mi vida ha sido un infierno sin ti —confesó, con voz dura y expresión taciturna—. Pensaba que podía hacerlo. Pensaba que podía mentirnos a los dos. Pero al verte en la calle la semana pasada con ese tipo y la niña... Era un atisbo del futuro. No me di cuenta hasta ese momento de que alejarme de ti, de nosotros, significaba tener que verte con otra persona, que tuvieras hijos con otro. —Cerró los ojos como dolorido—. Me hirió en lo más vivo verte jugando a la familia feliz con ese tío. Joder, Liv, no podía respirar. |
—Esa noche fue la única noche que te he mentido. Más que eso, me estaba mintiendo a mí mismo. No quería enamorarme de ti. Tú lo sabes más que nadie. Pero lo hice. Y soy lo bastante hombre para reconocer que me aterraba. Todavía me aterra. —Se estiró hacia mí, con la mano apoyada en mi rodilla cuando sus ojos taladraron los míos—. No ha habido nadie después de ti, porque no quiero a nadie más. Me has arruinado para todas las demás. |
Gregorio Samsa es un ...