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Crítica de Celeste_Lightwood


Celeste_Lightwood
09 October 2020
Banana Yoshimoto es una de las escritoras más relevantes en el panorama literario actual de Japón. Escribió esta obra cuando todavía iba a la universidad y, a pesar de ser su primera novela, le valió el premio Newcomer Writters Prize. Se la considera una de las voces más prestigiosas de la literatura contemporánea nipona y por eso tenía muchísimas ganas de leerla. Es una lástima que en España la mayor parte de la gente, cuando se le pregunta por autores japoneses, solo conoce a Haruki Murakami, por eso quiero aportar mi granito de arena trayendo este tipo de reseñas. También tengo pendiente un vídeo donde quiero recomendaros obras de autores japoneses, así que si os gusta la idea dejádmelo en los comentarios.

Este libro, en concreto, contiene no solo Kitchen, sino también Moonlight Shadow, así que os hablaré de las dos.

KITCHEN

Los padres de Mikage murieron cuando ella apenas era una niña, por eso desde entonces ha vivido con su abuela. Pero cuando esta fallece, se encuentra de repente sola, en una casa demasiado grande y con un vacío enorme que no sabe cómo solventar. Mikage solo encontrará consuelo en la cocina, un lugar que ejerce sobre ella paz, tranquilidad y sosiego en comparación con los sentimientos de desamparo que la atacan incesanmente. La cocina soluciona sus noches de insomnio y alivia un poco el pesar de su corazón y la soledad que la atenaza, sin nadie en el mundo que pueda consolarla o cuidar de ella. Por eso, cuando Yuichi aparece en su vida para ayudarla a superar la pérdida, ya que apreciaba muchísimo a su abuela, y le ofrece el sofá de su casa mientras Mikage prepara la mudanza que la libere de la tristeza que le infunde su antiguo hogar, ella no se lo pensará demasiado.

Allí descubrirá que no se trata de una familia común japonesa. La madre de Yuichi, Eriko, es en realidad una mujer trans. Cuando murió su esposa, Eriko decidió que no podía continuar criando a su hijo como si fuera un hombre, que el chico necesitaba una figura materna, así que tomó la decisión de "convertirse" en mujer y someterse a cirugía estética para darle a Yuichi una madre. Así pues, Eriko trabaja en un bar "de travestis" con otras compañeras para sacar adelante a su extraña familia. Tanto Eriko como Yuichi recibirán a Mikage con los brazos abiertos y pronto ella también pasará a formar parte de la familia, siendo un miembro más como si siempre hubiera pertenecido a su pequeño núcleo. Mikage dejará de sentir la soledad que le acecha y, aunque la pérdida seguirá haciendo merma en su espíritu, su duelo será mucho más asequible gracias a su nueva familia.

Al igual que sucede con todas (o casi todas) las obras japonesas, si esperáis una novela con gran acción no es lo que os vais a encontrar. Dentro del costumbrismo, es un libro que nos hace reflexionar sobre temas muy importantes y en los que apenas nos detenemos como la muerte, la pérdida repentina de un ser querido, la tristeza, la soledad y el salir adelante. Kitchen no nos presenta estas emociones como algo negativo, al contrario, sino como emociones intrínsecas del ser humano que forman parte del hecho de estar vivos. A mi modo de ver, no es un libro triste, a pesar de que trate temas tristes, sino que nos permite reflexionar acerca de estos sentimientos y entender que forman parte de nosotros y que en algún momento de nuestras vidas nos va a tocar experimentarlos. También nos enseña que estar tristes no es malo, que tenemos días mejores, días peores, pero que siempre se sale de ellos. Un aspecto que me gusta mucho de las novelas japonesas es precisamente ese, que nos obligan a reflexionar sobre cuestiones que intentamos evitar por su negatividad, pero nos hacen ver que son esas cuestiones las que nos hacen más humanos y que el hecho de que sean negativas no significa que sean malas y que debamos ignorarlas.

Kitchen también nos muestra que familia no tiene por qué ser solo con quien compartimos lazos de sangre, sino que podemos encontrarla en cualquier sitio, incluso en lugares que no esperábamos y con personas a las que no conocíamos. Me parece muy importante la forma en que Eriko y Yuichi, a su manera, hacen que el duelo de Mikage sea más llevadero, simplemente con pequeños detalles que, aunque puedan parecer sin importancia, para Mikage terminan siendo importantes.

A parte de estas reflexiones, me parece muy relevante la presencia trans en este libro. Soy muy consciente de que la forma en la que Banana trata al personaje de Eriko no es la mejor y puede clasificarse incluso de tránsfoba, puesto que constantemente se recuerda que es un hombre, se menciona su deadname... Pero hay que tener en cuenta que este libro está escrito originalmente en 1988, en una sociedad como la japonesa que, incluso a día de hoy, sigue siendo muy cerrada y retrógrada en los temas del colectivo LGTB. Es por esto que me parece increíble y muy avanzado para su tiempo que en Kitchen aparezca el personaje de Eriko. Incluso aunque su motivación inicial sea "darle una madre" a Yuichi, queda claro que Eriko es feliz siendo mujer, que ella es una mujer y que no cambiaría su decisión por nada del mundo porque es feliz tal y como está. Es más, el tema de la transexualidad se trata con mucha naturalidad. Yuichi no se avergüenza de su madre ni de sus decisiones; Mikage lo acepta con total normalidad sin cuestionarse el por qué del cambio. En general, todos los que conocen a Eriko la adoran, la tratan en femenino y no tienen ningún problema con ella ni con el hecho de que hubiera nacido en el cuerpo de un hombre.

Kitchen es una novela muy cortita, de poco más de 100 páginas, que nos permite adentrarnos de una manera preciosa a la literatura japonesa actual. Su historia se cuece a fuego lento, salpicada de escenas melancólicas combinadas con momentos alegres que nos sacan una sonrisa. Asimismo, podemos aprender cuál es la mentalidad de los japoneses respecto a la muerte y cómo se enfrentan a ella, descubriendo que, quizá, no son tan diferentes a nosotros.

MOONLIGHT SHADOW

Satsuki se despidió de su novio en el puente, como cada día, con la promesa de volver a verse pronto. Lo que ninguno sabía era que ese mismo día Hitoshi fallecería en un accidente de tráfico cuando acompaña a Yumiko, la novia de su hermano pequeño, a la estación para que regresara a casa. En un instante, la vida de Satsuki se vino abajo. La persona con la que llevaba cuatro años, a la que más había amado, desapareció. Y con él, desaparecieron las risas, las bromas, el apoyo incondicional y, como no, las riñas de enamorados. Ahora solo le quedaba el consuelo de la presencia de Shu, el hermano pequeño de Hitoshi, que la comprendía a la perfección porque él de un plumazo había perdido a su novia y a su hermano. Satsuki no sabe cómo continuar adelante tras la pérdida y solamente cuando sale a correr de madrugada, después de una noche sin poder dormir a causa de las pesadillas, logra encontrar un breve instante de paz.


Como veis, esta segunda historia también nos habla de la muerte, pero desde una perspectiva ligeramente diferente. Nos encontramos a una Satsuki emocionalmente destrozada, rememorando una y otra vez el momento en que se despidió de su novio, como si fuera un día normal, sin saber que no volvería a verle. Mientras que Kitchen se centra más en el presente de la protagonista y cómo va intentado superar el fallecimiento de su abuela, Satsuki nos habla mucho de su pasado, recordando anécdotas o instantes bonitos en los que fue muy feliz con Hitoshi. de esta forma, como lectores vamos comprendiendo lo profunda que era su relación y el lazo tan bonito que los unía, pudiendo entender así por qué le duele tanto su pérdida. No solo se reflexiona acerca de la muerte, sino también sobre otros temas igual de íntimos y trascendentales como el amor juvenil (y el primer amor). Me gusta mucho que Satsuki diga que al ser tan jóvenes y llevar "tan solo" cuatro años juntos nadie, ni ellos mismos, se tomaban en serio su amor, en el sentido del pensamiento recurrente que se estila mucho hoy en día sobre que una pareja va en serio cuando llevan muchísimos años juntos o están casados. Así pues, Satsuki medita acerca de lo intensa y bonita que fue su relación, a pesar de su juventud, y se da cuenta de que sin saberlo, Hitoshi era el amor de su vida, un concepto que, aun siendo tan bonito, poca gente se toma en serio. Esta novela también te hace darte cuenta de que muchas veces damos algo por sentado y no somos conscientes de que en cualquier momento ese algo puede desaparecer. Y que por mucho que disfrutemos con plenitud los instantes en los que estamos con la persona que amamos, cuando esa persona deja de estar en nuestra vida nos damos cuenta de que no fueron suficientes y nos ponemos a pensar "ojala ese día hubiera quedado con él", "ojala no nos hubiéramos despedido tan pronto"...

A mi modo de ver, esta historia me resultó mucho más triste que la anterior, pues mientras Mikage trataba de avanzar y centrarse en las cosas buenas y en la inevitabilidad de la muerte, Satsuki es incapaz de aceptar que Hitoshi ya no está, que no volverán a encontrarse nunca más en aquel puente a medio camino entre sus casas. También es cierto que en Kitchen fallece la abuela y es algo que asumimos mejor, debido a la edad; mientras que en Moonlight Shadow la muerte le sobreviene a una persona joven de manera repentina y trágica. Aun así, aunque Satsuki esté aceptando la pérdida con mucha más dificultad, aquí Banana Yoshimoto también nos deja retazos de esperanza que nos indican que todos los baches se pueden cruzar tarde o temprano.

A través de los ojos de Satsuki también conocemos a Shu, el hermano pequeño de Hitoshi, y su forma de lidiar con la muerte de su hermano y de su novia, de una manera completamente diferente a la de Satsuki. Ambos se ayudaran mutuamente y se apoyaran en lo que puedan, reforzando su amistad.

Esta novela no solo nos habla del estado mental de la protagonista, sino que se nos describen las consecuencias físicas y cómo el cuerpo de Satsuki sintomatiza el dolor que la atenaza. Cuando se mencionan estos temas en otras novelas, por lo general se habla de tristeza, de pérdida de peso y poco más. Sin embargo, aquí se profundiza bastante en las secuelas psicológicas y físicas que tiene para Satsuki la muerte de su novio y está tan bien descrito que no puedes más que desear abrazarla con toda tu alma. Además, la delicadeza con la que la autora trata estos temas me parece maravillosa y es capaz de transmitir en pocas palabras y con mucha sencillez la honda desesperación y angustia que atenaza a las protagonistas de ambas historias al verse solas y perdidas.

Como último punto que quiero recalcar, mientras que Kitchen era una historia más realista, en Moonlight Shadow se nos habla un poco de la concepción mística que tienen los japoneses sobre la muerte y de una leyenda particular que gira en torno a ella y el mundo de los dioses. Me pareció un guiño muy bonito a la tradición japonesa y me gustó muchísimo que lo incluyera.

Ambas historias son una delicia. La manera tan delicada, sutil, sincera y directa en la que Banana Yoshimoto nos habla de la pérdida, la soledad, la tristeza, pero también la esperanza, te sobrecogen y te hacen sentir que lo estás experimentando en tu propia piel. Si queréis empezar con la literatura japonesa, sin duda os recomiendo esta obra por su longitud y por tratar temas que no suelen verse con semejante profundidad y tratamiento en otros libros.
Enlace: https://notodoesfantasia.blo..
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