Diario de un vacío

Siempre hemos escuchado eso de que a veces nos creemos nuestras propias mentiras y nos formamos un mundo donde la realidad se oculta ante nosotros para cesar nuestro propio sufrimiento. En Diario de un vacío la autora hace un debut extraordinario donde nos traslada a un Japón real, y digo real porque nos impone a través de una literatura fresca y sincera un retrato de un problema social: Cómo las mujeres son explotadas como cuidadoras natas incluso en su ambiente laboral.

Shibata, nuestra carismática protagonista, camina con nosotros en un libro breve pero intenso donde nos cuenta como por un suceso en una sala de juntas se inventa un embarazo que la lleva a ser poseedora de los derechos que debía tener como persona y trabajadora. La mentira camina con ella hacia su salvación y la transporta a mundos de remordimiento, aprendizaje propio y también ajeno y, como no, a crear un cambio en un mundo donde las mujeres no es que quieran, es que deben estar para ocuparse del doble de tareas porque esa es su labor como tal.

Sin ser una crítica directa hacia el entorno laboral y narrada como una experiencia cuestionable, Diario de un vacío puede tener ciertas similitudes con la obra de Estupor y Temblores de Amélie Nothomb, quitando el factor de que una es una trabajadora extranjera y otra no, no dejan de mostrarnos el mundo laboral machista del país nipón que es concebido por millones de personas amantes del manga y del anime como un sueño para vivir pero que en realidad oculta una sociedad atrasada en cuestiones de derechos.

Es importante leer tanto testimonios como ficciones con estas características porque dan voz a una realidad y dejan que la nube de la irrealidad caiga ante la belleza de lo desconocido. Sin duda Diario de un vacío es una obra a contemplar, disfrutar y leer.